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Conflictos con la familia política, ¿cómo ponerles fin?

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La familia política puede originar numerosos conflictos..

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Enamorarse supone un cambio de vida de las personas, no solo porque a partir de este momento se tiene la responsabilidad de cuidar de la pareja y apoyarla en los momentos difíciles. También supone ampliar el concepto de familia y asumir que a partir de ahora se tienen unos nuevos «parientes políticos» como son los suegros o cuñados. Y como en toda convivencia, los conflictos son inevitables.

Hay ocasiones en las que riñas entre los familiares políticos puede afectar a la salud de la pareja. Por este motivo, hay que saber cómo gestionar bien esta relación para evitar este resultado y afianzar todavía más el vínculo con estos nuevos parientes. Si bien no hay lazos de sangre que unan a ellos, sí que existe un lazo emocional que hay que cuidar, en especial cuando se tensa.

Asumir que también son familia

En ocasiones se olvida que el concepto de familia puede ser más amplio de lo que se piensa. Un suegro o un cuñado también son parientes, aunque no haya lazos de sangre que nos unan a ellos. Hay que pensar que la otra parte de la pareja mantiene un fuerte vínculo con ellos tras tantos años a su lado y al que no querrá renunciar. Hay que aceptar esta situación y no ver las visitas a estas personas como un robo de tiempo.

Algunas personas toman las visitas a su familia política como una obligación y una actividad que no les gusta. Actitud que la otra parte asume como un ataque contra los suyos, generándose un conflicto. Los cónyuges deben asumir con normalidad estas actividades y nunca pretender que la pareja renuncie a las mismas.

Por otro lado, los miembros de la pareja deben asumir también que no siempre pueden estar con los suyos. A toda persona le encanta una visita a sus parientes más cercanos y puede que este tiempo parezca insuficiente. Tal y como se señala desde el centro de Psicología López de Fez, las quejas de este asunto terminan en discusiones en el seno de la pareja.

Consejo, pero no intromisión

Este centro de Psicología también destaca cómo la llegada de un hijo puede suponer un punto importante de conflicto con la familia política. Los abuelos o los tíos que ya hayan sido padres a menudo dan su consejo al respecto y en ocasiones terminan entrometiéndose en la crianza de sus nietos y sobrinos. Por este motivo, hay que saber poner límites desde el primer momento.

Cada miembro de la pareja ha de recordar que ellos son los padres y que son ellos los que se encargarán de la crianza del hijo. Si bien no está de más pedir conflictos, hay que tener en mente que las intromisiones no se deben permitir. La pareja es quien debe llegar a un acuerdo sobre cómo educar y mantener al niño y nunca imponer el modelo que hayan recibido desde pequeños.

Los familiares más cercanos también tendrán que entender este asunto y no enfadarse si no se les hace caso. Hay que asimilar que en este caso los miembros de la pareja son quienes deben asumir esta responsabilidad y que ellos son los que se encargan de la misión de criar a sus hijos. Estar dispuesto a dar consejo es una cosa, entrometerse y decir punto por punto lo que se debe hacer es otra.

Damián Montero

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