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Cambios de conducta repentinos en niños, ¿por qué de repente se porta mal?

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¿Por Qué De Repente Se Siente Mal?

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El desarrollo de un niño no es precisamente simple. A lo largo de su crecimiento, los más pequeños experimentan diversos cambios que abarcan desde el terreno físico hasta el psicológico. Las actitudes de ayer pueden cambiar hoy y lo que no hace mucho era un comportamiento intachable ahora puede verse reflejado en una conducta que no se ajusta con lo que todo padre espera de su hijo.

¿Por qué un niño de repente se porta mal? ¿Qué hace que aparezca este comportamiento en los más pequeños de la casa? Sobre ello trata el estudio de María del Rocío Valencia García y de Patricia Andrade Palos en la revista International Journal of Clinical and Health Psychology. En este texto explican varios motivos por los que un menor puede alterar su conducta en sus edades tempranas.

Factores internos de los cambios de conducta

Para analizar las causas que podían llevar a un cambio de actitud, estas investigadoras analizaron un total de 671 niños en edad escolar que fueron sometidos a distintos análisis. Por un lado se revisó el comportamiento que habitualmente se considera aceptable en la escuela, es decir, cumplir con las normas básicas de conducta como puede ser el no interrumpir, llevarse bien con sus compañeros, etc.

Por otro lado, los investigadores también analizaron posibles causas internas como por ejemplo episodios de ansiedad y estrés. Tras realizar tres estudios en estos niños, en los que se incluyeron entrevistas con docentes y padres para que expusieran su explicación sobre el cambio de comportamiento, se llegó a la conclusión de que las malas conductas repentinas podían tener distintos orígenes.

Entre las causas para un mal comportamiento repentino destacaron los factores internos, que a menudo son obviados por los educadores. La ansiedad y una depresión no detectada fueron dos de las causas más repetidas por los expertos en este campo. El estrés lleva a una explosión de emociones que los niños no saben controlar y que desemboca en una actitud reprochable.

Por otra parte, los episodios de depresión se relacionaban más con un ostracismo y una tendencia a evitar el contacto con padres y otros compañeros. En ambos casos era necesaria una intervención de los orientadores del centro para encauzar la situación. De hecho los datos revelaron que los niños que se mostraban más agresivos, mentirosos, burlones y desobedientes también se expresaban con más sentimientos de soledad, confusión y tristeza.

Factores externos de los cambios de conducta

También existen una serie de factores externos que explican los cambios de comportamiento en los niños. Uno de ellos es el consentimiento de los padres a toda actitud por parte de esta, ya sea mala o buena. En definitiva, mimar en demasía a sus hijos y no privarlos de nada, concederles todo capricho que pidan. Esto en definitiva hace que aunque el pequeño muestre un buen comportamiento, termine por entender que no hay límites.

Al no ver los límites se siente en la potestad de hacer todo lo que se le ocurre y cuando se le intenta frenar, responde de forma agresiva. En estos casos, aunque aparezcan llantos y quejas por parte del niño, hay que empezar a ponerles límites para frenar la situación. Si un pequeño que antes era bueno de repente empieza a portarse mal, hay que empezar a pensar si no se le ha consentido demasiado.

Otro ejemplo de mal comportamiento es que se sienta desplazado tras la llegada de un hermano. Un niño que hasta ahora se ha portado bien, puede empezar a hacer lo contrario cuando este nuevo miembro se suma a la familia, una forma de reclamar la atención de los padres que antes lo colmaban de atenciones.

Damián Montero

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