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Aprender a masticar los alimentos: enseña a tu bebé

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A comer también se aprende, por eso, cuanto antes inculquemos en nuestros hijos unos buenos hábitos alimenticios, mejor. La introducción de los distintos tipos de alimentos en el organismo de un bebé debe ser, según los consejos de los especialistas, un proceso gradual. Esto nos lleva a hablar del conocido como «periodo ventana». ¿Sabes lo que es y qué consideraciones hay que tener en cuenta para este ciclo?

Es un espacio de tiempo variable al que también se conoce como «periodo de aceptación de los alimentos». Algunos pediatras lo sitúan entre los seis y los nueve meses de edad, aunque muchos señalan que estos límites dependen de los factores culturales del lugar en que nos encontremos y del organismo particular de cada cual.

En este sentido hay que decir que, aunque se pueden fijar unas pautas generales para la alimentación de los bebés, el ámbito de la nutrición entraña mucho de tradición. Al fin y al cabo, no en todos los países del mundo existe la misma disponibilidad de alimentos y las costumbres de consumo de unos y otros suelen ser diferentes.

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La introducción de nuevos alimentos en el ‘periodo ventana’

De cualquier modo, el periodo de aceptación es aquel en el que es más adecuada la introducción de alimentos nuevos o de texturas distintas. Esto es así fundamentalmente por dos razones: porque el organismo del niño ha adquirido la madurez suficiente como para digerir y procesar alimentos nuevos, y porque existe la necesidad de incorporar a su dieta nutrientes adicionales.

Se tiende a pensar que si no se incluye a tiempo un determinado alimento en el menú de un niño, este puede desarrollar, a la larga, una intolerancia. Sin embargo, como sostiene José Manuel Moreno Villares, pediatra y experto en Nutrición Clínica, no existe una relación clara entre el momento de introducir un alimento y el riesgo de desarrollar una alergia o intolerancia.

Sí que podemos considerar en cambio que el desarrollo neurológico del pequeño se estimula en este tiempo. El niño cambia su mecanismo de deglución, por lo que ya no solo succiona sino que aprende a masticar y se mantiene sentado con el cuello erguido. Y, curiosamente, no es necesario que le hayan salido los primeros dientes, ya que el pequeño puede hacer fuerza suficiente para triturar los alimentos valiéndose solo de las encías.

Empieza a sentar a tu bebé en la mesa familiar

Todas estas funciones facilitan, desde el punto de vista neurológico, que el bebé vaya incorporando otros alimentos y texturas a su dieta. Estos avances suelen ocurrir dentro del periodo ventana, pero cabe recordar que no se trata de un periodo rígido. Moreno Villares prefiere referirse a este tiempo como el mejor momento para comenzar a sentarse en la mesa con los demás y empezar a llevarse comida a la boca de forma autónoma. Algunos niños hacen estas cosas antes y otros un poquito más tarde, pero, como padres, no tenemos que impacientarnos. Siempre hay un importante componente individual en el desarrollo del niño.

Sin dejar de lado esa premisa, José Ignacio Pérez Candás, presidente de la Asociación Asturiana de Pediatría de Atención Primaria, apunta algunos consejos que podemos seguir no solo durante el periodo de aceptación sino durante toda la etapa de desarrollo del bebé. En primer lugar, se recomienda no introducir alimentos distintos a la leche, siempre preferiblemente materna, antes de los cuatro meses de vida ni retrasarlos más allá de los siete, porque a esa edad el bebé empieza a necesitar una serie de nutrientes que no puede recibir solo a partir de la leche. Los alimentos que necesita entonces se le van a dar siempre de forma gradual y en cantidades pequeñas.

Se puede hacer que pruebe algo nuevo cada semana, por ejemplo. Así podremos ir viendo cómo asimila cada cosa su organismo. Da igual si introducimos primero las frutas y verduras o la carne y el pescado. En ocasiones excepcionales, en niños que no se sacian bien solo con la leche, se pueden introducir las frutas y las verduras a partir del cuarto mes. También en los periodos de aceleración del crecimiento conviene añadir algo sólido si la leche no es suficiente. Pero hay que insistir en que estas circunstancias son excepcionales. Lo normal siempre es introducir los sólidos a los seis meses. Importante es destacar que no se deben dar productos con gluten al niño antes de este momento.

La OMS recomienda dieta mediterránea para tu bebé

En cuanto a la leche de vaca, Candás recomienda que solo se le dé a partir del año de vida. Sin embargo, ya un poquito antes, en torno a los nueve meses, el niño puede y debe llevar una alimentación variada. Según la Organización Mundial de la Salud, debe ser preferiblemente mediterránea y siempre son más beneficiosas las carnes blancas. Por otro lado, y como en cualquier momento de la vida, conviene evitar el exceso de grasas.

A las pautas de Candás sumamos las de Moreno Villares, que afirma que la ingesta calórica diaria recomendada para un bebé se sitúa entre las 80 y las 100 kilocalorías por cada kilo de peso. Así, como norma general, un niño de ocho kilos debería consumir entre 600 y 800 kilocalorías al día.

Sin embargo, en la práctica, como dice Candás, «cada niño es un mundo» y las necesidades nutricionales varían mucho de un caso a otro. Por eso, lo mejor es dejar que el pequeño se autorregule y no forzarle a comer más de lo que demanda en cada momento.

En definitiva, lo que tenemos que tener claro es que no existen periodos concretos sino márgenes amplios, que los alimentos se tienen que introducir poco a poco y que, aunque no existe una relación clara entre las intolerancias y el periodo ventana, sí hay un vínculo ineludible entre este periodo y lo relativo a los hábitos y las conductas. Por eso, si no se aprende a comer a tiempo, costará más esfuerzo. Y esto es algo que no solo tiene que comprender el pequeño. La madre tiene que llevar también durante la gestación una dieta variada y equilibrada que tenga en cuenta las recomendaciones del obstetra y el ginecólogo que estén haciendo el seguimiento de su embarazo.

La tendencia actual en términos nutricionales, con tal de que se beban suficientes líquidos y se limite el consumo de alimentos grasos, es bastante flexible a cualquier edad. En cambio, los parámetros generales pueden ser cambiantes y hay que tener por eso presentes las recomendaciones de los especialistas, que son quienes tienen en cuenta siempre los avances de la medicina y nos pueden ofrecer un asesoramiento actualizado y personalizado.

Elisa García Faya
Asesoramiento: José Ignacio Pérez Candás, presidente de la Asociación Asturiana de Pediatría de Atención Primaria

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