Tras nueve meses en el vientre llegó el momento de conocer a esa vida que se ha estado gestando. Lo único que apetece en estas situaciones es abrazarlo y tenerlo cerca para brindarle todo el amor posible para darle la bienvenida a este mundo. De hecho entidades como la Organización Mundial de la Salud, OMS, recomienda no separar a la madre del bebé durante estos momentos.
Seguridad, primera alimentación, inicio del vínculo afectivo madre e hijo, estos son algunos de los beneficios que conlleva tener cerca de la madre al recién nacido. Lo contrario tiene consecuencias negativas y sólo se recomienda en caso de que exista un riesgo para el bebé y se requiera una intervención para solucionar algún problema en él.
Beneficios del acercamiento
Desde la OMS se señalan estos beneficios como los principales para apostar por un contacto entre la madre y el hijo desde el momento del parto:
– El bebé conoce a su madre y sentirá menos miedo ante su presencia. Una forma de ir introduciendo al pequeño en su nuevo hogar.
– Lactancia. No son nuevos los beneficios que reporta la lactancia a los más pequeños y a la madre, separar a los recién nacidos de sus mamás supone privarles de este alimento tan beneficioso.
– Mayor seguridad. Verse en una cuna a solas puede suponer la aparición de estrés en los bebés, por el contrario al saberse en brazos de su madre el recién nacido se mostrará más seguro y tendrá menos problema a la hora de conciliar el sueño.
– Vínculo afectivo. Madre y bebé podrán afianzar su vínculo al estar cerca el uno del otro y comenzarán una unión que durará a lo largo de los años.
– Para la madre también supone un menor estrés ya que constantemente sabrá el estado de su bebé. Por el contrario, no tenerlo cerca hará que en todo momento se interese por su situación.
– Preparación para lo que está por venir. En el caso de los padres primerizos, tener cerca al bebé durante sus primeras horas de vida facilitará que puedan ir conociendo sus necesidades y prepararse para satisfacerlas. Una buena forma de ir entrando en materia.
– Permite la regulación térmica del bebé. El contacto piel con piel mantiene la temperatura del bebé. Cumple así la función de facilitar la regulación térmica de tal forma que la temperatura del recién nacido permanezca siempre en un rango seguro. Esta función hace que los recién nacidos colocados en contacto piel con piel con su madre se encuentren con una temperatura corporal significativamente más cálida que los bebés colocados en una cuna.
– Disminuye el tiempo del llanto del bebé. El recién nacido que tiene contacto con su madre piel con piel nada más nacer llora durante menos tiempo que aquel que es separado de su madre desde el principio. El llanto se presenta en estas ocasiones en los recién nacidos como una forma de queja para regresar con su madre de la que le acaban de separar.
Damián Montero
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