El lugar de un niño debe ser la calle para jugar, el colegio para aprender y la cama para descansar, entre otras muchas ubicaciones. Sin embargo, en muchas ocasiones los más pequeños se ven confinados en casa para recuperarse de una dolencia fruto de una caída o malestares como el virus de la gripe, un catarro o cualquier otro problema que los haga permanecer guardando reposo.
En estos casos son los padres quienes se convierten en su apoyo y en sus enfermeros particulares. La misión durante estos días tanto de progenitores y otros integrantes del hogar es la de mantener su comodidad y hacer que se recuperen cuanto antes mejor. Por ello, desde la Asociación Española de Pediatría, AEP, se brindan estos consejos.
Cada caso es un mundo
Desde AEP se explica que cada caso en niños es un mundo. No es igual un menor que atraviese un proceso vírico como la gripe que otros que hayan tenido una caída que les impida moverse con total normalidad. Cada situación requiere unas atenciones y estas deben ser siempre definidas por el pediatra que atienda al menor durante la visita médica, profesional que podrá dar las mejores indicaciones.
Por otro lado, el niño también puede dar su opinión. Hay menores que prefieren estar en el salón y no sentirse solos en el cuarto. En estos casos, si la necesidad de reposo no es excesiva, se puede permitir que el pequeño emplee los espacios comunes de la casa para disfrutar de la compañía de los suyos. Lo que siempre debe tenerse en cuenta es que la zona en donde los hijos estén presentes ha de contar con una buena higiene y una temperatura estable.
En los primeros días es posible que el estado de los niños haga que no quieran comer. No hay que empeñarse en que tome alimentos a menos que el niño lo desee, ya que de forma progresiva suelen recuperar el apetito. Conviene que beba líquidos para que esté hidratado (agua, zumos, caldos, infusiones). Cuando tenga apetito se le pueden ofrecer pequeñas porciones de alimentos y líquidos nutritivos como la leche.
Muchas enfermedades, como la gripe y los catarros, se curan por sí solas con las medidas habituales. Pero hay que recordar que son altamente contagiosas, por lo que hay pensar en los otros niños en casa y evitar que compartan cubiertos y vasos para impedir la transmisión de los agentes infecciosos.
Antibióticos y cansancio
Desde AEP también se recomienda a los padres no utilizar antibióticos a menos que el médico lo recomiende, y recordar que los medicamentos anticatarrales no se deben utilizar en los niños pequeños. La automedicación nunca es buena idea y antes de suministrar un fármaco se debe tener en cuenta la opinión de un pediatra y el historial de los hijos para evitar posibles efectos secundarios
Para aliviar el malestar se pueden utilizar los antitérmicos y analgésicos habituales como el paracetamol y el ibuprofeno. Se evitará la aspirina en los niños menores de 18 años. Los padres también deben tener en cuenta el cansancio que estas situaciones provoca en los padres, los momentos de descanso deben hacerse en solitario. No hay que tumbarse en el sofá y dormirse con un bebé, incluso aunque ambos estén muy cansados.
Damián Montero
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