Con la bajada del termómetro y los días cada vez más cortos, los padres nos topamos la gran dificultad de tener que pasar mucho tiempo en casa con los niños. Sin embargo, tampoco es recomendable no salir de casa. A pesar de que la climatología no acompañe es aconsejable sacar un rato a los niños de paseo todos los días para que pueda darles el aire. Pero el resto del día, tenemos muchas opciones para disfrutar con los niños.
Uno de los errores más frecuentes que solemos cometer cuando estamos en casa es aprovechar para realizar tareas pendientes del hogar y dejar que los niños se entretengan por sí mismos. Es cierto que es bueno que aprendan a entretenerse solos y, por otro lado, resulta inevitable tener que contar con un tiempo para hacer cosas propias, pero no se debe abusar.
Si no podemos salir a la calle demasiado tiempo porque es invierno, hay que prestarles atención a los niños, estar con ellos e interactuar. De este modo, conseguiremos que los niños se comporten mejor porque están atendidos, que disfruten de nuestra compañía y nosotros de la suya, que aprovechemos el tiempo para poder estimularles e incluso les enseñamos a jugar. Para lograr todo esto es importante que las actividades que realizamos sean de diferentes tipos en cuanto a su finalidad:
Actividades de desarrollo psicomotriz para tu bebé
– En el suelo y boca a bajo. Con los bebés, que todavía no andan, es fundamental que permanezcan mucho tiempo en el suelo y boca abajo. Al principio no les gusta demasiado y prefieren estar boca arriba pero resulta muy eficaz para facilitarles el movimiento. Mientras ellos están en el suelo podremos ponernos a su lado, acariciarles, ofrecerles un juguete para que tengan que desplazarse a cogerlo, o movernos como si fuéramos un soldado para que puedan imitarnos*
– Como un gato. Otra actividad es ayudarles a colocarse en posición de gateo y gatear con ellos para que traten de imitarnos. En el caso de los niños que ya lo hacen es divertido y positivo gatear con ellos simulando ser un animal y jugar a perseguirse.
– Espacio de juego. Cuando ya andan, necesitan movimiento, por lo tanto, no podemos pretender que porque estén dentro de casa estén todo el tiempo sentados o quietos. Debemos facilitar un espacio en el que puedan jugar con nosotros, por ejemplo con una pelota suave de gomaespuma, de forma controlada, enseñándoles cierta normas de comportamiento.
– En movimiento. Para facilitar el movimiento resulta positivo también pedirles que nos ayuden a realizar ciertas tareas que supongan movimiento, aunque tengan que ir y venir a un mismo lugar de forma repetida. A ellos les resultará divertido y conseguiremos que «gasten» adrenalina.
El juego como entrenimiento para bebés
– Juego libre. Dentro del juego podemos utilizar los juguetes como juego libre para que puedan, de modo espontáneo y creativo, entretenerse y divertirse. Este momento no debe ser muy largo porque llega un momento que no saben qué hacer y se aburren.
– Juego simbólico. Consiste en jugar con ellos simulando situaciones cotidianas: cocinitas, mamás y papás, tiendas*
– Juego con objetos cotidianos que no son juguetes: los niños disfrutan mucho manipulando y explorando cajas, tarteras* No es negativo dejarles que los utilicen para que puedan descubrirlos y desarrollar su imaginación.
– Juego con ropa para realizar disfraces: no es necesario disponer de disfraces hechos o comprados. Si les facilitamos ropa nuestra que no usemos serán capaces de crear preciosos diseños y disfrutar de ellos.
– Ver fotos familiares: les gusta mucho ver imágenes de todos los miembros de la familia e, incluso, de ellos mismos cuando eran bebés. Nombrar a cada una de las personas que aparecen en la imagen les ayudará al reconocimiento e identificación.
– Para los mayores, las actividades de cocina resultan interesantes. Existe cierto temor entre los padres por el desorden o la suciedad que pueden generar y por el peligro ante los útiles de cocina, pero si cocinamos desde pequeños con ellos, además de ser una actividad que les gusta mucho, les relaja y le permite aprender a trabajar en equipo si lo hacen con otros miembros de la familia.
En conclusión, es recomendable dedicarnos a ellos para que a la vez que los estamos educando y disfrutemos de la compañía mutua. No hay que olvidar que los niños necesitan cambiar de actividad con cierta frecuencia, no tienen capacidad para mantener la atención durante demasiado tiempo y les motiva el cambio.
Tampoco debemos olvidar que es un tiempo de ocio y disfrute, aunque lo aprovechemos en ocasiones para estimularles. Pero no es conveniente exigirles como si la estimulación fuera nuestro objetivo único, sino tener presente la prioridad de disfrutar de ellos.
Todas las actividades y consejos planteados están pensados para niños de edades entre 0 a 3 años, pero se pueden adaptar perfectamente a un plan familiar si tenemos más niños y de diferentes edades. Cada una de ellas se pueden moldear en cuanto a tiempo y exigencia de objetivos. Debemos recordar que todo tiempo dedicado a nuestros hijos es el mejor regalo que les podemos hacer.
María Campo. Directora NClic-Kimba.
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