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Casi el 70% de los menores españoles bebieron alcohol en el último mes

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El Minisiterio de Sanidad adviete del alto consumo de alcohol en jóvenes

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El alcohol es uno de los compañeros más indeseables de los jóvenes. Muchos menores consumen estas bebidas y se exponen a los numerosos riesgos que tienen estas sustancias para su organismo. Por ello es misión de toda la sociedad luchar contra este problema y hacer ver los peligros que entraña la ingesta de estas sustancias etílicas. Con este fin nace la última campaña del Ministerio de Sanidad.

Una campaña que no solo se centra en advertir a los jóvenes, sino también a sus padres. Un reclamo que se realiza a través de los datos de consumo de alcohol en menores en la actualidad y que reflejan la facilidad con la que estos pueden acceder a estas bebidas. Una situación que requiere de una actuación inmediata por parte de los progenitores y otros entes relacionados con la educación de los hijos.

Facilidad para acceder al alcohol

Los datos del Ministerio de Sanidad cifran en un 68,2% la cantidad de menores de edad que durante el último mes consumieron alcohol. Un número que se relaciona directamente con la facilidad que tienen los jóvenes para acceder a estas bebidas. Así lo indican 9 de cada 10 estudiantes de 14 a 18 años, que no encuentran mucha dificultad para poder comprar sustancias etílicas.

Este estudio también recuerda algunos de los efectos negativos que tiene el consumo de alcohol en los jóvenes. Uno de los más graves es la alteración en el desarrollo del Sistema Nervioso Central y cuyas consecuencias se presentan por pequeña que sea la ingesta. Muestra de ello es que el 18% de los alumnos reconoce no ser capaz de recordar lo sucedido la noche anterior al consumo a la ingesta de estas bebidas, datos de la Encuesta Estatal sobre uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España.

Además, el Ministerio de Sanidad recuerda otros efectos negativos relacionados con el consumo de alcohol:

– Peor rendimiento académico al producir déficits de memoria, de atención y deterioro cognitivo asociados a los atracones de alcohol. De hecho, la pérdida de concentración en el centro escolar tras haber salido el día anterior es un suceso reconocido por el 16,2% de los alumnos que tomaron alcohol en el último mes.

– Mayor cantidad de conflictos familiares o de discusión importante con padres o hermanos: 3 de cada 10 alumnos reconocen este tipo de desencuentros, si bien entre los alumnos que han consumido sustancias psicoactivas, como el alcohol, esta proporción se sensiblemente mayor.

– Mayor número de accidentes. El 2,8% reconoce haber conducido bajo los efectos del alcohol y el 17,2% de los alumnos ha estado expuesto a una situación de riesgo como es viajar como pasajero en un vehículo de motor conducido por alguien bajo los efectos del alcohol.

– Mayor número de relaciones sexuales sin protección o no consentidas. El 10,2% de los alumnos que se han emborrachado en el último mes admite haber mantenido relaciones sexuales de las que se ha arrepentido al día siguiente, proporción 3,5 veces superior a la registrada entre los estudiantes que no se han emborrachado.

– Mayor participación en episodios de violencia. Entre los estudiantes que han participado en una pelea en los últimos 12 meses, en el 34,2% de los casos se reconoce un consumo de alcohol en las dos horas anteriores al incidente.

Prevención del consumo de alcohol

La misión de campañas como la que presenta el Ministerio de Sanidad es la de prevenir el consumo de alcohol en menores. Para ello, esta misma entidad propone varias técnicas con las que evitar que los jóvenes se decanten por esta opción:

Para el ámbito familiar:

– Fomentar el desarrollo de habilidades y recursos personales de los hijos para evitar el consumo por «aceptación social».

– Fomentar factores de protección familiar, vínculos a través de la mejora de la comunicación, desarrollo de la autoestima y la autonomía.

– Presentar alternativas sanas y divertidas al consumo de alcohol

– Intervenir precozmente con hijos de consumidores.

Para el ámbito social:

– Modificar percepción de normalidad del consumo y actitudes que identifiquen al alcohol con algo divertido.

– Sensibilizar a la población para aumentar el rechazo social hacia ciertos patrones de consumo abusivos.

– Incrementar la percepción de riesgo y dar cuenta de los efectos reales que tiene el alcohol.

– Disminuir la accesibilidad alcohol y sancionar a entes que faciliten la compra de alcohol a menores.

Damián Montero

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