Cuánto preocupa la salud de un bebé, pero qué difícil es comunicarse con ellos para saber qué les ocurre. Los más pequeños de la casa no dominan en lenguaje por lo que les es imposible explicar aquello que les afecta, motivo por el cual en algunas ocasiones los padres se dejan guiar por lo que oyen en boca de otros progenitores o directamente relacionan conceptos que no guardan vínculo.
Un ejemplo es la leche materna, que muchos padres creen que produce mocos en sus hijos al aparecer estos en la etapa en la que toman el pecho. Sin embargo, las infecciones que hace que se generen esta sustancia en la nariz de los más pequeños. Sin embargo, desde la Asociación Española de Pediatría, AEP, se aclara que este mito es falso y que ambos temas no guardan relación.
Mocos e infecciones
¿Es capaz la leche materna de producir mocos? La respuesta es no, estos aparecen como consecuencia de las infecciones que atraviesan estos menores Los niños pequeños sufren de 6 a 8 afecciones de este tipo al cabo del año durante la etapa preescolar y de 5 a 6 infecciones en la edad escolar, disminuyendo en la adolescencia.
Este número puede ser mayor en niños pequeños que van a guardería o tienen hermanos mayores, ya que su sistema inmune, aun por desarrollar, los hace más vulnerables a estas infecciones. Las más frecuentes son los catarros, que llegan acompañados de mocos, tos y flemas. En el caso de los niños lactantes la aparición de esta mucosa puede guardar relación con su alimentación, basada casi exclusivamente en líquidos, lo cual permite su generación, sin embargo no es lo que los provoca.
De hecho, tal y como recuerda la AEP, la leche materna es una fuente importante de calcio y de anticuerpos que ayudan al correcto desarrollo de los más pequeños. Por ello, se recomienda apostar por esta alimentación durante los primeros años de vida de los más pequeños.
Beneficios de la lactancia
La lactancia no produce mocos, sino como se ha dicho, resulta un alimento muy beneficioso para los más pequeños. Estos son algunos de los puntos en los que contribuye:
– Proporciona los nutrientes necesarios en la proporción y temperatura adecuados. Se digiere y asimila con gran facilidad, ahorrando incomodidades para el sistema digestivo del bebé, incluyendo diarrea, estreñimiento y cólico.
– Proporciona anticuerpos de la madre y alarga el periodo de inmunidad natural.
– Reduce la predisposición a enfermedades respiratorias.
– Previene las alergias.
– Disminuye el riesgo de desarrollar obesidad. La leche materna contiene la nutrición exacta que el bebé requiere por lo que existen menos probabilidades de aumentar el peso justo y comer únicamente la cantidad necesaria.
– Favorece el correcto desarrollo de la mandíbula, los dientes y el habla. Gracias al acto de succión contribuye al avance de la mandíbula del bebé alcanzando una posición apropiada alrededor de los 8 meses.
– Crea un fuerte vínculo entre madre e hijo. Cubriendo necesidades como la proximidad y seguridad que favorecen la autoestima del niño y la relación con la madre.
Damián Montero
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