Por la doctora Eva Ciruelos
Cada 19 de octubre celebramos con ilusión y esperanza el Día Contra el Cáncer de Mama. Este año podemos hablar de nuevas investigaciones que mejoran el tratamiento de esta enfermedad. Ahora sabemos mucho más de los factores de riesgo que pueden provocar el cáncer, conocemos también los factores genéticos e investigamos cada día para conseguir el mejor tratamiento posible para cada paciente.
Las mujeres con cáncer de mama viven su enfermedad en primera persona. ¿Qué quiere decir? Ellas son pacientes, pero también son decisoras. Y en mi actividad cotidiana he comprobado que la enfermedad en sí es seguramente la principal preocupación de las mujeres diagnosticadas con cáncer de mama, pero sé que también les preocupa la posibilidad de tomar decisiones sobre el tratamiento y sus consecuencias. Suelen estar angustiadas por los efectos secundarios, el impacto del tratamiento en su capacidad de trabajo y del cuidado de los hijos, las secuelas físicas y psicológicas; en general, por los cambios que marcarán su vida.
Los profesionales sanitarios también hemos modificado nuestro enfoque a la hora de hablar con las pacientes. Al menos por mi experiencia puedo decir que hacemos juntas este viaje del diagnóstico, el tratamiento, la recuperación y las revisiones. Es un viaje lleno de dudas, de buenas y malas noticias.
En el caso de la enfermedad avanzada, este viaje tiene un recorrido cada vez más largo gracias a que los avances en investigación se han convertido en tratamientos más eficaces. Es un viaje lleno de ilusión y esperanza, como decía al principio.
Un viaje en el que intervienen muchas personas: la paciente, los médicos, el personal de enfermería, auxiliares, la pareja, la familia, los amigos, etc.
También viajan con nosotros personas a las que no vemos, y son los investigadores. La ciencia avanza gracias a la investigación, ya sea de los hospitales, en los centros de investigación básica y en los grupos académicos independientes, la universidad o la empresa privada. La investigación avanza por el esfuerzo de muchos profesionales sanitarios y no sanitarios, y también gracias a la generosidad de las pacientes que entran en los ensayos clínicos para el beneficio global, adquirido a través de un mejor conocimiento de la enfermedad para reducir el riesgo del cáncer de mama.
Es cierto que algunos avances tal vez no resulten tan espectaculares como para aparecer en los telediarios cada día. Sin embargo, cada pequeño paso que damos en el conocimiento del cáncer de mama es una gran victoria para todos.
El nivel de calidad de la Oncología Médica española es excelente, tanto en la práctica clínica como en la investigación; prueba de ello es el equipo de oncólogos e investigadores de reconocido prestigio a nivel nacional e internacional que forman parte de nuestro país. La mayoría de promotores (empresas farmacéuticas y otros) se acercan a nuestro país para contar con nuestros centros en sus estudios clínicos, lo que hace que a nivel de nuestros profesionales la experiencia en los últimos tratamientos sea muy buena, y a nivel de nuestros pacientes que tengan la oportunidad de participar en estos estudios que pueden cambiar sus vidas y las de otros.
Sigue siendo necesario el apoyo de todos para seguir evolucionando y consiguiendo que los pequeños-grandes avances que se presentan en congresos nacionales e internacionales se traduzcan a la práctica clínica en el menor tiempo posible para poder contribuir a mejorar el pronóstico y bienestar de nuestras pacientes.
Espero que esos apoyos se mantengan y mejoren, fundamentalmente desde las instituciones públicas, destinando una mayor proporción de la riqueza del país a la investigación clínica, y también desde la empresa privada, mediante colaboraciones y apoyo a los grupos de investigación y sociedades médicas. Para ello es imprescindible la concienciación y la sensibilización de todos en este Día Contra el Cáncer de Mama.
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