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Rabietas en público, por qué no debes permitirlas

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La rabieta en público debe ser cortada de raíz.

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No se puede obtener siempre lo que uno quiere. Sin embargo, esto es algo que no todos los niños entienden y cuando no consiguen el juguete que se les ha antojado o ir al lugar que deseaban visitar inician una rabieta con la que pretenden hacer cambiar de opinión a sus padres. Una peculiar forma de canalizar su frustración por no haber obtenido este «premio» y reclamar la atención.

Este reclamo de atención hace que a menudo las rabietas aparezcan mientras el niño esté en público: un centro comercial repleto de personas, una reunión familiar o una calle muy concurrida son algunos de los escenarios que los menores eligen para mostrar este comportamiento. Si ya de por sí estas actitudes no deben ser toleradas en privado, en la esfera pública menos ya que esto confirma al menor que este es un buen camino para reclamar información.

Finaliza con la diversión

Los especialistas de Baby Center explican que el enfado ante una rabieta y contestar exaltados no es una buena respuesta. El niño busca alterar la situación y si ve que sus padres se han puesto de esta forma, entenderán que esta actitud es una buena herramienta para manejar estas situaciones donde no ha conseguido lo que quería.

La mejor forma de reaccionar ante una rabieta es de forma tranquila y poniendo fin a toda diversión de la que pudiera estar disfrutando el niño. Si por ejemplo este comportamiento es expuesto en una reunión familiar, los padres deben trasladar a su hijo a otra habitación y esperar a que se calme para mantener una breve charla con él. El objetivo aquí es bajar al pequeño del escenario donde reclama la atención de todos.

En esta charla el niño debe explicar qué es lo que quiere, y al mismo tiempo los padres deben hacerle saber los motivos por los que no puede lograr este objetivo. Hay que conseguir que el menor entienda este razonamiento y no imponer el criterio paterno ya que de esta forma no se conseguirá nada.

Además, alzar la voz y mostrar un gran enfado también puede asustar al niño, pasando de la rabieta al llanto por miedo. Hay que mantener la calma para transmitir esta tranquilidad al hijo y si bien mantenerse firme, hacerle ver que todo va bien. De forma pausada los padres deben actuar conforme a los criterios antes mencionados.



Prevención de las rabietas

¿Se pueden prevenir las rabietas? La respuesta es . Estos comportamientos pueden someterse a educación previa por parte de los padres, estos son algunos de los consejos que se ofrecen desde la Asociación Española de Pediatría:

– El ejemplo de los padres es fundamental siempre. La actitud de los padres ante los reveses debe ser serena y calmada, nunca reaccionar ante la frustración de mala manera.

– La obediencia debe ser objeto de educación. En casa debe quedar claro que la última palabra siempre la tienen los padres.

– Hay que estructurar normas en la casa. No ha de ser un largo listado y completo, sino más bien concretas y de obligado cumplimiento.

– Deben buscarse los mecanismos para encarrilar la fogosidad infantil.

– Debe fomentarse y respetarse la espontaneidad. No se trata de apaciguar los comportamientos repentinos de los niños, sino de fomentar los positivos y reprender los negativos.

– Vigilar los posibles elementos contra-educativos, a menudo procedentes de la televisión. Los programas, por más infantiles que sean, deberían ser vistos en compañía de los padres.

Damián Montero

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