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El retraso de la madurez en adolescentes y sus consecuencias

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¿Qué Ocurre Cuando El Adolescente No Madura?

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La madurez es algo que llega a todos. Ese paso de la infancia y adolescencia para convertirse en un adulto tiene que ser asimilado por todos. Pero en los últimos años parece que los jóvenes posponen este momento hasta edades impensables para generaciones pasadas. ¿Tiene consecuencias retrasar la madurez? Tal y como destaca el estudio publicado por la revista Child Development sí.

Una investigación, encabezada por la profesora de Psicología en la Universidad de San Diego Jean Twenge, en donde se expone que en las últimas décadas se ha pospuesto la edad a la que se alcanza la madurez. Una decisión que supone que los jóvenes se enfrenten a la vida adulta sin la preparación necesaria para afrontar necesidades básicas para afrontar los retos de esta etapa.

Mejores capacidades académicas, falta de práctica

El estudio encabezado por Twenge basa sus resultados en distintas encuestas realizadas entre 1976 y 2016, 40 años en los que se ha ido comprobando cómo cada vez los jóvenes han pospuesto la edad en la que se inician en la vida adulta. Es decir, los adolescentes gradualmente tendieron a rebajar su iniciación en actividades denonimadas como «adultas».

Es decir, se eludieron responsabilidades tan básicas como hacerse cargo de su espacio en casa y sus propiedades. Otras actividades como aprender a cocinar, que conceden cierto grado de independencia, también han sido cada vez más pospuestas por las nuevas generaciones. Por el contrario, los adolescentes han ganado en capacidades académicas e intelectuales.

Los investigadores señalan que se ha apreciado un cambio de tendencia en el que los jóvenes han optado por dedicarse a una formación permanente en su curriculum académico. Las extraescolares intelectuales han ampliado su presencia en el día a día de los más jóvenes. ¿Qué consecuencias tiene esto para las nuevas generaciones? La primera, y fundamental, es que no serán capaces de afrontar las responsabilidades que se asumen a estas edades.

«La ventaja de un desarrollo más lento es que los adolescentes que no están madurando, están más preparados. Pero la desventaja es que llegan a la universidad o al lugar de trabajo sin tanta experiencia con la independencia», explica la doctora Twenge quien explica que no es bueno ni un desarrollo excesivamente rápido ni uno demasiado lento, la clave es encontrar el término medio.

Los padres helicóptero

Otra de las claves que desvela este estudio es que cada vez los padres están más centrados en el cuidado de sus hijos y no los dejan «probar cosas». En los últimos años los progenitores tienen a proteger en exceso a niños y adolescentes, un gran cambio en comparación con los días del pasado en que los adultos simplemente vigilaban y dejaban a los pequeños enfrentarse a sus responsabilidades.

Una situación denominada como «padres helicóptero«, quienes siempre están sobrevolando por encima de los hijos para que nada les salga mal. Una nefasta decisión según los autores de este estudio, quienes señalan que hay que dejar que los jóvenes gestionen y resuelvan sus propios problemas en lugar de ser solucionados por un adulto como sucede en los últimos tiempos.

Los autores señalan que aunque los padres realicen estas acciones con buenas intenciones, los jóvenes de hoy en día se verán perjudicados. En el futuro tendrán menos conocimientos para gestionar sus relaciones, resolver sus propios problemas, y saber mantener la calma en los malos momentos.

Damián Montero

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