Los problemas de fertilidad se han visto incrementados en los últimos años. En algunos casos son de origen desconocido y no tienen una conexión directa con la genética. Además, las causas endógenas de esta enfermedad no son idénticas en hombre y mujer.
En el caso de la mujer, muchos de los problemas para lograr el embarazo se deben a enfermedades como la endometriosis -presencia de endometrio fuera del útero- o el síndrome del ovario poliquístico. A los hombres, por su parte, les sucede lo propio con el varicocele (dilatación de las venas que drenan la sangre de los testículos) o la alteración del semen, con ausencia de espermatozoides en el eyaculado, también conocida como azoospermia.
Por otra parte, la posibilidad de tener descendencia también difiere de acuerdo con otros parámetros como la edad y el material reproductivo. Mientras que para los varones los años no suponen un problema, para la mujer se trata de un asunto clave. La edad de la mujer y, por tanto, la calidad de sus ovocitos es el principal factor que limita las posibilidades de embarazo. Sin embargo, no hay un consenso médico sobre como afecta la edad a la capacidad reproductiva del hombre. Sabemos que a partir de los 60 años los testículos se hacen más pequeños y los espermatozoides se mueven menos. Pero no está claro que eso suponga peores posibilidades de concebir.
3 claves para proteger la fertilidad
Entre los principales cuidados para proteger la fertilidad destaca llevar un estilo de vida saludable y evitar a sus tres enemigos externos principales: el estrés, la contaminación y la mala alimentación.
1. El estrés. Favorece la producción de la hormona cortisol, que inhibe la liberación de otra hormona, la LH (hormona luteinizante), encargada de la ovulación. Así pues, en mujeres muy estresadas se pueden observar trastornos de la ovulación que van desde desajustes en el periodo, a la amenorrea funcional hipotalámica, es decir, la pérdida completa de la menstruación.
2. La contaminación ambiental. Esta circunstancia es especialmente adversa en las grandes ciudades. Diversos trabajos la relacionan con la disminución progresiva de la calidad del semen. Mención especial merecen los profesionales expuestos a sustancias como «pesticidas, plásticos, productos químicos industriales y combustibles, en los que se encuentran los conocidos disruptores endocrinos, que son sustancias industriales que pueden realizar acciones similares a hormonas como estrógenos, andrógenos, hormonas tiroideas o esteroideas.
3. La alimentación. Juega un papel importante a la hora de lograr el embarazo. Conviene aumentar la ingesta de alimentos ricos en Vitamina D, sobre todo en los meses en los que estamos menos expuestos a los rayos solares: salmón, atún, leche y yogur. Para ellos, los arándanos, los cítricos y los frutos secos son especialmente recomendables porque estimulan la movilidad espermática.
Marina Berrio
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