Ningún padre quiere que su hijo lo pase mal. La preocupación de todo progenitor es la de asegurar la integridad de sus niños, pero hay que recordar ciertos límites. Proteger demasiado a un menor supone restarle autonomía, aislarlo en una burbuja que no solo impide que sepa afrontar los reveses de la vida sino que además puede provocar en él una sensación infelicidad.
Algo que explica Fernando Sarráis, psiquiatra y psicólogo por la Universidad de Navarra, en el Hospital Sant Joan de Déu. Este experto asegura que al prevenir el sufrimiento de los más pequeños se genera en ellos un sentimiento mucho peor: el miedo a los reveses que no saben gestionar. En los niños sobreprotegidos cualquier nimiedad es capaz de causar un gran estrés en ellos.
La búsqueda de la felicidad
Sarráis explica que aunque parezca ilógico, sufrir ayuda a ser feliz. La formación de la personalidad es muy importante para todo individuo y se desarrolla durante la infancia y la adolescencia. Durante estas edades hay que atender a la evolución del carácter de los hijos. Educar evitando malos momentos supone criar haciendo que los más pequeños sientan miedo a cualquier revés.
Las personas que no saben manejarse en estos momentos y viven con constante miedo a los mismos entran en espirales muy negativas que los lleva a mentir, poner excusas para evitar planes, mayor sensación de frustración, ira, tristeza, envidia. Sentimientos que los alejan de la felicidad y del amor de aquellos que los rodea, lo cual supone privarlos de otro elemento de la formación de la personalidad
Al sobreproteger a un hijo lo más probable es que les estemos generando el miedo a sufrir. La única forma de enfrentarse a estos momentos es atravesándolos. Sarráis ejemplifica este asunto con el miedo a hablar en público, que se supera hablando en público. Si un niño se acostumbra a evitar las emociones negativas que le produce el mundo, de adulto le costará mucho más hacer frente a este aprendizaje.
Consejos de educación para evitar la sobreprotección
La educación es muy importante para los más pequeños y los padres deben aprovechar la misma para no caer en la sobreprotección y enseña a los niños a manejar estas situaciones:
– Educar en la adversidad. Sin la virtud de enfrentarse a la adversidad, los niños difícilmente serán felices. En este punto se puede enseñar este punto desde muchos puntos como por ejemplo el decirles No a todos sus caprichos para que aprendan que no siempre se puede tener lo que quieren.
– Hay que dejar que los niños sufran cuando les toca. Esto no quiere decir que no se les pueda apoyar, pero tampoco hay que aligerar cada pequeña situación adversa que afrontan. Hay que dejar que trabajen en su autonomía y que sean ellos quienes en última instancia arreglen sus problemas.
– Predicar con el ejemplo. Los niños somos imitadores, aprenden imitando lo que ven en sus padres y crean hábitos. Es muy importante que los padres sean buenos modelos, que enseñen a sufrir con buen humor y poner buena cara al mal tiempo.
Damián Montero
Te puede interesar:
– 8 claves para que los niños sean autónomos
– La autonomía de los niños, secretos y objetivos