Sacar buenas notas tiene muchos beneficios: el alumno adquiere conocimientos, se abren más puertas para niveles de educación superior, es más probable elegir la carrera que se desee, etc. Pero fuera del terreno académico también se encuentran muchos resultados positivos, como por ejemplo la prevención de futuras enfermedades cardíacas.
Los estudios más altos no solo se relacionan con un mayor nivel de ingresos, también se ha encontrado un vínculo entre el éxito académico y un corazón sano. Así lo destaca la investigación por la Universidad de Lausana en Suiza, el Colegio Universitario de Londres, y la Universidad de Oxford en Inglaterra.
Menos riesgo de fumar
Para analizar la asociación entre un nivel alto de estudios y el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, los investigadores examinaron 162 variantes genéticas vinculadas con los años de escolaridad en casi 544.000 hombres y mujeres, la mayoría con ascendencia europea. Con esta información genética, los investigadores pudieron descartar algunos factores contribuyentes posibles como dolencias hereditarias.
Los autores descubrieron que 3,6 años más en el sistema educativo educación, tiempo equivalente a una carrera universitaria de grado, da como resultado una reducción de más o menos un tercio en el riesgo de enfermedad cardiaca. Algo que en parte puede relacionarse con otras prácticas.
Aquellos que abandonan el colegio a edades tempranas presentan una mayor probabilidad de iniciarse en el consumo de tabaco y alcohol. Algo que se vincula a una mayor probabilidad de desarrollar dolencias cardíacas en un futuro. Sin embargo, los autores del estudio aconsejan tomar con precaución estos datos y esperar a futuros estudios que profundicen en esta vinculación.
Cuidar el corazón
El éxito académico no es la única forma de mantener una buena salud cardíaca. La mejor opción de prevenir estas dolencias es practicar deporte regularmente, de hecho algo tan simple como sudar 10 minutos al día ya reporta beneficios a las personas tal y como desveló el estudio realizado por el Centro Médico Bautista Wake Forest en Carolina del Norte.
En esa investigación se analizaron los casos de casi 11.600 niños de 4 a 18 años de edad en Estados Unidos, Brasil y Europa. A todos ellos se les realizó un cuestionario sobre el tipo de ejercicio que realizaban a diario, al mismo tiempo también se les realizó un examen médico con el fin de saber cuál era su salud cardíaca. Los resultados fueron claros: por muy breve que fuera este deporte, su corazón presentaba beneficios muy importantes.
Con apenas 10 minutos al día de actividad intensa, los participantes en el estudio presentaban beneficios cardíacos significativos. Uno de ellos es la reducción de la grasa abdominal en los jóvenes y unos mayores niveles elevados de insulina en la sangre. Resultados que los hacía menos propensos a desarrollar problemas del corazón en un futuro y enfermedades metabólicas, como la diabetes tipo 2.
Unos resultados que deben servir para animar a las nuevas generaciones a evitar el sedentarismo, aunque sólo sea por unos minutos en el día. El ejercicio es muy importante para asegurar una buena salud y evitar futuros problemas de salud en la vida adulta. Estos investigadores señalan que quizás el niño no sufra en el momento las consecuencias de permanecer sentado, pero que su yo del futuro será quien inevitablemente pague esta deuda.
Damián Montero
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