El verano acabará a mediados de septiembre. Pero antes de que la época estival concluya, muchos adultos ya habrán regresado a sus puestos de trabajo. Una situación que puede generar en los padres mucho estrés, una situación que se conoce como el tan temido ‘síndrome postvacacional‘, esa sensación de estrés que aparece ante la idea de decir adiós al descanso y hola a las responsabilidades laborales.
De hecho, tal y como se señala desde Adecco, al menos un tercio de los trabajadores de España sufrirán el síndrome postvacacional. Lo que supone que el adulto atraviese un cuadro de estrés y fatiga que habitualmente queda vinculado a una mala adaptación a la rutina y al orden después de los días de descanso y faltos de responsabilidades que han marcado el rumbo del verano.
Frustración y cambios
Los expertos señalan que si bien no hay un perfil concreto de trabajador susceptible de padecer el síndrome postvacacional, sí que hay factores que ayudan a entender el origen de este estrés:
– Escasa tolerancia al cambio. Los empleados con una menor tolerancia a la frustración son los más susceptibles de padecer el síndrome postvacacional. El cambio de situación que se produce al finalizar las vacaciones y en el que se recupera la «normalidad» resulta más complejo para quienes no saben gestionar estas situaciones.
– Duración de las vacaciones. Los trabajadores que viven largos períodos vacacionales presentan más dificultades para regresar a la rutina ya que se han acostumbrado a una situación de constante relajación y de pronto rompen con ella.
Aquellos que atraviesan el síndrome postvacacional no solo lo sufren ellos. Los padre son la base de la familia, si ellos atraviesan esta situación, el hogar lo notará. Por ello hay que hacer todo lo posible por mantener a ralla esta situación. De hecho, hay formas de conseguir que este estrés no afecte a quienes tiene que vivir la vuelta al puesto laboral después de este periodo de descanso.
Por ejemplo, aquellas personas que acostumbran a acostarse y levantarse tarde durante las vacaciones, pueden retomar la rutina de sueño habitual en los días previos al regreso de trabajo, una adaptación paulatina. Conforme se acerque el fin de este periodo, se recomienda irse a la cama cada día un poco más temprano y haciendo lo mismo a la hora de despertarse. De esta forma, el cuerpo no notará un cambio tan brusco.
También es preferible no regresar de las vacaciones el día anterior a la vuelta al trabajo. Lo mejor es hacerlo unas jornadas antes para que el empleado pueda acostumbrarse de nuevo a su entorno habitual y tenga suficiente tiempo como para retomar su actividad diaria. Pero lo que más se recomienda es una actitud positiva, sin pensar que el trabajo es una carga.
Y si ya está presente el síndrome postvacacional
Por mucho que se prevenga, el síndrome postavacional igualmente puede aparecer. Quienes lo sufren manifiestan síntomas como apatía, el cansancio, la falta de energía y dificultad para concentrarse en el trabajo. Otras características frecuentes en estos trabajadores son los trastornos del sueño, excesivo nerviosismo, estrés y una sensación de tristeza. En algunos casos incluso pueden aparecer ataques de ansiedad, dolor de cabeza y malestar general.
Si se presentan algunos de estos síntomas, hay que comenzar a trabajar por solucionar la situación y evitar que el hogar se vea influenciado por este contexto. Entre los trucos más efectivos se encuentran el de despertarse algo más temprano de lo habitual para ir al lugar de trabajo. Aunque a priori pueda parecer contraproducente, disponer de más tiempo por la mañana ayuda a afrontar el día sin prisas y sin agobios.
Damián Montero
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