Aunque septiembre está a la vuelta de la esquina, todavía quedan días de vacaciones en los que los niños tienen tiempo libre que hay que rellenar como sea. Junto con las actividades intelectuales que hacen que no pierdan el ritmo de cara a la vuelta al cole, también hay otras muchas opciones que pueden reportarles beneficios en distintos niveles y que son una buena elección para estrechar el vínculo paterno-filial.
Entre estas opciones está la de poner el delantal a los hijos y animarlos a participar en una actividad como la cocina. Una práctica que los mantendrá ocupados y que no dará lugar al aburrimiento, al mismo tiempo que les enseñará valores tan importantes como el esfuerzo, la paciencia o la responsabilidad. Y lo que es mejor, supondrá un momento en familia que quedará para siempre en sus recuerdos.
No olvides los riesgos
Ponerse el delantal es muy emocionante para un niño. En estos momentos se siente como un chef que va a preparar una comida deliciosa, pero con esta sensación pueden provocarse accidentes. Hay que recordar a los más pequeños que la cocina no es un escenario de juego, sino un contexto donde hay que ser responsable y tener cuidado con los múltiples riesgos que abarcan desde el fuego hasta los afilados cuchillos que pueden causarles heridas.
Este primer paso al mismo tiempo es una buena oportunidad para enseñar valores a los más pequeños de la casa. Como por ejemplo la responsabilidad que supone ponerse frente a todos estos riesgos y velar por tener cuidado para evitar cualquier accidente. Una lección con la que también aprenderán que ser responsable no está ligado con la total seriedad, sino que también hay lugar para la diversión mientras uno es precavido.
Los padres también deben estar atentos a lo que hacen sus hijos. No hay que darles total libertad, sino siempre con un ojo sobre su actividad y encargarse de las labores más peligrosas para los pequeños como por ejemplo meter algo en el horno o sacarlo de este electrodoméstico. Tampoco se debe permitir el uso de cuchillos por los menores ante el alto riesgo de cortes que existe.
Todo lo que puede aportar la cocina a los niños
Una vez dejadas claras las normas y con el delantal puesto, toca mancharse y ponerse a cocinar. Una actividad que como se ha dicho reporta muchos beneficios a los más pequeños de la cas. Como por ejemplo las siguientes:
– Enseña una metodología y memoria. Para elaborar cualquier plato, los niños deberán ser ordenados, ejecutar bien los pasos y tener un buen control sobre las actividades que van realizando a la hora de completar el plato. Es decir, seguir una metodología y a ser paciente con la misma.
– Fomenta la solidaridad. Dejarlos participar en la cocina también ayuda a los más pequeños a aprender la necesidad de arrimar el hombro en las tareas de la casa.
– Desarrolla el trabajo en equipo. Los más pequeños pueden aprender a través de la cocina a trabajar en equipo. Cada uno tendrá una función asignada, desde cortar los incrementos, algo que asumen los adultos, a otros como la decoración de los paltos que puede recaer en los menores.
– Desarrolla las destrezas motoras, habilidades matemáticas como contar y medir, y el desarrollo de la alfabetización, ya que tus hijos leerán las recetas contigo.
– Supone una oportunidad para que pasen tiempo con el resto de la familia.
Damián Montero
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