Inestabilidad laboral, bajos sueldos, prolongación de la formación. Estos son algunos de los motivos que hacen que las parejas pospongan cada vez más la decisión de ser padres. No han sido pocos los estudios que han demostrado los riesgos que tiene para la madre retrasar la maternidad y que hacen que aumente la posibilidad de infertilidad, así como otros peligros para el bebé.
Pero estos riesgos no solo afectan a la madre. En el caso del padre, posponer la paternidad también es una mala idea. La edad del padre influye en la posibilidad de engendrar un hijo y también incrementa las probabilidades de que el niño experimente problemas de crecimiento o anomalías cromosómicas que den lugar a casos de Síndrome de Down.
Oxidación del espermatozoide
Desde el Institut Marquès se advierte al hombre del riesgo que supone posponer la paternidad. Estos profesionales también advierten que el padre, al igual que la madre, tiene un reloj biológico cuyos tiempos deben ser respetados. El paso de los años puede producir cambios en el seminograma y oxidación de los espermatozoides, de esta forma se reduce la capacidad fecundante del varón.
Además, el paso del tiempo también provoca el daño en el material genético contenido en los espermatozoides. Estas alteraciones puede ser causa de enfermedades futuras en los hijos. El envejecimiento fisiológico del aparato reproductor masculino se manifiesta en tres aspectos:
– Reducción muy lenta pero progresiva del volumen seminal.
– Se reduce el porcentaje de espermatozoides de máxima movilidad.
– Oxidación y causa de lesiones en cadena de ADN de los espermatozoides.
Efectos en los hijos
El paso del tiempo influye en la calidad del esperma y esto no solo reduce la posibilidad de tener hijos. También hace que puedan aparecer mutaciones en los mismos. El riesgo de mutaciones espontáneas de un gen puede ser 5 veces mayor en un padre de 45 que en uno de 20 años. También se pone de relieve que es más probable que la mujer pueda sufrir un aborto por estas alteraciones.
En cuanto a los efectos en los hijos, el Institut Marquès destaca los siguientes como los más frecuentes por la alteración del esperma:
– Anomalías cromosómicas. Se calcula que el 10% de los Síndromes de Down y hasta el 40% de Síndromes de Klinefelter «de novo» están en relación con edad del padre superior a 55 años.
– Enfermedades como enanismo acondroplásico, casos nuevos de neurofibromatosis, esclerosis tuberosa, Marfan , Síndrome de Apert, aniridia y retinoblastoma bilateral.
– Otras patologías como la esquizofrenia y el autismo. La maternidad y paternidad tardía aumentan el riesgo de tener un hijo con espectro autista: Cada 5 años que cumplen los progenitores se incrementan un 18% las probabilidades.
– Incluso los nietos pueden correr mayor riesgo de padecer algunas anomalías que no se presentan en la hija de un padre de edad avanzada: distrofia muscular de Duchenne, Síndrome de X frágil y algunos tipos de hemofilia.
– Mutaciones genéticas. Mutaciones anómalas en un grupo de células y dar lugar a un tumor, o mutaciones en las células reproductoras y dar lugar al nacimiento de hijos con enfermedades hereditarias.
Damián Montero
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