Después de tantos meses de trabajo, toca relajarse y descansar. Llegó el verano y con él se abre todo un abanico de ocio para divertirse con actividades como por ejemplo ese viaje que se pospuso durante tanto tiempo. Sin embargo, hay ocasiones en las que este traslado debe realizarse teniendo en cuenta algunas circunstancias de los pasajeros, como por ejemplo el embarazo.
La situación por la que atraviesa la mujer en el proceso de gestación hace que tengan que tenerse algunas circunstancias de seguridad para prevenir problemas. Puntos que deben tenerse en cuenta con el fin de saber cómo viajar y en qué circunstancias es mejor quedarse en la ciudad de origen, posponiendo la visita a este destino un año más.
La opinión del ginecólogo para viajar en el embarazo
Desde la Asociación Internacional de Transporte Aéreo, IATA, se recomienda que desde la semana 28 del embarazo sea el ginecólogo el que determine la conveniencia de coger un vuelo o no. Una visita a este especialistas, que ha seguido de cerca la gestación, será la determine si las circunstancias son propicias para montarse en un avión o existe algún peligro para ello.
A partir de la semana 36, desde IATA se recomienda no tomar ningún vuelo salvo que sea caso de urgencia, y siempre bajo la autorización del ginecólogo. Este tiempo es de 32 semanas para los casos de gestación múltiple o de alto riesgo para la mujer. Para los casos en los que sí se pueda coger un avión, se aconseja siempre llevar la tarjeta sanitaria y haber localizado previamente un hospital por si durante la estancia fuera de casa apareciera algún problema.
Durante el viaje en el embarazo
Si la madre puede volar, toca planificar el viaje para evitar incomodidades durante el viaje. Lo primero es asegurar un asiento cómodo para la mujer. Desde Skyscanner se aconseja elegir un pasillo preferente que sea más espacioso de lo normal y cerca del pasillo para poder acudir al servicio siempre que se necesite y estirar las piernas sin problema alguno.
También es recomendable mantener hidratada a la madre. Desde antes del vuelo como durante el mismo. Una vez pasado el control del aeropuerto, es recomendable buscar alguna tienda para hacerse con una botella de agua para la embarazada. También se aconseja no hacer comidas copiosas durante el vuelo para prevenir reflujos y otros aspectos que pudieran hacer pasar un mal rato a la futura madre.
En el caso de los viajes de larga duración, también se aconseja que la madre camine por el pasillo del avión. Es recomendable unos cinco minutos de ‘paseo’ por cada hora de vuelo. Se aconseja al mismo tiempo portar ropa ancha y cómoda para que la embarazada vaya cómoda durante el trayecto y que no dificulte la circulación de sangre.
¿Y si viajas en coche estando embarazada?
En aquellos casos en los que se opte por un medio de transporte como el coche, también se debe tener en cuenta otros preparativos para hacer de este viaje algo ameno y sin alteraciones. Desde Natalben se aconsejan los siguientes puntos para aquellos que tengan en mente emplear este vehículo para llegar a su destino:
– Evitar viajar en las horas de más calor.
– Beber líquidos abundantes. Se recomienda beber de forma más o menos continua, agua o algún otro líquido.
– Movimientos de piernas y pies. El reposo continuado y la falta de movimiento facilitan la producción de estos coágulos. Para evitarlo, las embarazadas deben moverse en el coche haciendo algunos ejercicios con sus tobillos y piernas.
– Descanso cada dos horas. Se aconseja paseo de unos 20 minutos cada dos horas de viaje con el fin de mover los miembros inferiores y disminuir el riesgo de trombosis, además de movilizar la espalda y prevenir la aparición de lumbalgias.
Damián Montero
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