La diversión nunca debe olvidarse de la seguridad. Pasárselo bien es algo que gusta a todos los niños, pero hay que tener en cuenta los riesgos que pueden entrañar estas actividades. Peligros que no solo tienen que ver con la agresividad que se emplee o con el comportamiento de los más pequeños. El entorno también juega un papel muy importante a la hora de asegurar la integridad de los menores.
Durante el tiempo que pasan en el parque, muchos elementos pueden influir en su seguridad. Como por ejemplo la arena presente en muchas de estas zonas y en la que los niños juegan a menudo. Un entorno que según un nuevo estudio realizado por la Universidad Complutense de Madrid demuestra que estos entornos son un lugar con una gran presencia de gérmenes que pueden terminar por provocar infecciones en los más pequeños.
Convivencia con patógenos
En este estudio, el equipo del doctor José Blanco analizó un total 20 areneros para niños repartidos por toda la ciudad de Madrid y sus alrededores. El objetivo era encontrar la bacteria Clostridium Difficile en estos entornos. Las pruebas que se encontraron revelaron que más de la mitad de los entornos investigados contenían varias cepas de este germen.
Algunas de las cepas de la bacteria encontradas mostraron un aumento en la producción de toxinas, y en otros casos eran resistentes a los antibióticos. El doctor Blanco explica que los efectos de esta bacteria en el organismo son varios y pueden ir desde una simple diarrea, hasta un inflamación de colon muy peligrosa para la salud del pequeño. Además, la Clostridium Difficile es muy difícil de tratar.
«La Clostridium Difficile puede ser difícil de tratar, porque la bacteria crea un ambiente en los intestinos que facilita su crecimiento», comentó el doctor William Muinos, gastroenterólogo pediátrico en el Hospital Pediátrico Nicklaus, quien ha dedicado parte de su trabajo a analizar los areneros en donde juegan los niños.
Por su parte, el doctor Blanco tranquiliza a las familias y afirma que estos resultados no deben alarmar a nadie, prescindiendo del juego en estos entornos. «Existen muchas bacterias patogénicas a nuestro alrededor. Tenemos que vivir con ellas, y aprendemos a vivir con ellas (…) Este estudio demuestra la presencia de estas bacterias en el ambiente, y la necesidad de más estudios para aclarar su presencia en nuestras comunidades», concluye el investigador.
Otras bacterias
La Clostridium Difficile no es la única bacteria encontrada en parques de arena por los investigadores. Otros estudios como los realizados por el Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos. Otros peligros, como parásitos Toxoplasma Gondii aparecen en estos ambientes. Los síntomas en estos casos son idénticos a los de una gripe y hay que tener especial cuidado por la presencia de huevos de estos seres.
También existen otros riesgos como lombrices como los oxiuros y nematodos, presentes en los parques de arena Esas parásitos causan una media de 70 casos de ceguera al año en Estados Unidos, según los CDC, la mayoría de ellos son niños. Pero esto no quiere decir que los niños dejen de jugar en estas zonas.
Los especialistas recomiendan más civismo en estos casos y cuidar aspectos como que los perros no hagan deposiciones en estos lugares o no arrojar basura en estos entornos. También se aconseja mantener una higiene habitual y cambiar la arena de forma periódica, así como analizar estas zonas en la búsqueda de estos peligros para la salud de los más pequeños.
Damián Montero
Te puede interesar:
– Niños en la guardería: 10 procesos febriles al año
– Cómo controlar la gastroenteritis en niños y bebés