Las comparaciones son odiosas y de ellas derivan en muchas ocasiones críticas hacia otras personas al considerar que son menos que quien las realiza. Muchos padres se sorprenden al ver a sus hijos burlarse de otros al considerar que tienen un defecto que consideran ‘gracioso’ o que son inferiores a ellos. ¿Cómo alguien tan pequeño puede portarse de esta manera?
La solución, como siempre, pasa por la educación. Integrar la empatía en la crianza de los niños favorece un desarrollo encaminado a evitar su comportamiento criticón. Lo padres pueden aportar mucho a la hora de prevenir estas actitudes tan hirientes en sus hijos que pueden llegar a derivar en problemas mucho más graves como por ejemplo el acoso escolar.
Niños perfeccionistas
¿Por qué un niño comienza a criticar demasiado? Desde la consejería de Educación de Navarra se señalan varias causas, entre las que destaca el sentimiento perfeccionista de los más pequeños, quienes pretenden manifestar su poder a través de estas actuaciones. Los pequeños se sienten por encima del resto y para expresarlo se comparan con otros destacando las cualidades negativas que estos poseen.
Además, con estas críticas negativas, los pequeños también sienten poder al poder dominar las emociones de otras personas cuando a través de la crítica se es capaz de generar en el otro la sensación que se busca. Junto a esta explicación, también se ofrecen otras relacionadas con la búsqueda de poseer todo el protagonismo:
– Llamar la atención. Burlarse es una manera efectiva de recibir atención, el resto de sus compañeros se ríen junto a él de esta broma y se convierte en el protagonista de la situación a costa de esta crítica.
– Ser aceptados en su grupo. La necesidad de pertenencia puede ser tan fuerte que haga el niño se burle otros para ser aceptado por el resto.
La educación también juega un papel muy importante en los niños criticones, desde los valores transmitidos por los padres, hasta aquello que entienden como socialmente aceptable al haberlo visto en televisión:
– Imitación. Algunos niños modelan su conducta imitando lo que sucede a su alrededor, en la familia de la misma que sus padres o hermanos. Si ven que sus padres se burlan de otras personas y destacan sus cualidades negativas, entienden que este es un valor a imitar.
– Influencia de los medios de comunicación. Algunos programas de televisión muestran a protagonistas de series burlándose y destacando las cualidades más negativas de otras personas. En este sentido, es preciso vigilar qué es lo que ven los hijos en esta plataforma ante su innegable influencia en la educación.
Qué pueden hacer los padres
Como ya se ha dicho, la respuesta está en la educación de los más pequeños. De los padres depende conseguir que a través de sus enseñanzas y transmisión de valores se consiga evitar que los niños muestren estos comportamientos.
– Educar en la empatía. Los niños deben entender que con sus críticas negativas generan un sentimiento de tristeza en sus compañeros. Generar esta empatía harán que se lo piensen dos veces antes de realizar estas burlas.
– Hacerles entender las diferencias. No todo el mundo es igual, pero ser distinto no es un problema. Los niños deben entender que se van a encontrar con personas de distintas culturas, formas de ver la vida y con cualidades diferentes a las suyas, y de ellas puede aprender mucho si se abre un poco.
– Autoevaluarse. Los padres deben mirarse y ver qué imagen dan a los niños. En ocasiones los mayores muestran comportamientos que pueden inculcar malos valores como por ejemplo burlarse de un conocido por su nueva imagen o de un compañero de trabajo por su rendimiento.
– La verdadera amistad. Los niños han de entender que una amistad verdadera se basa en la confianza y el entendimiento y no en el sentimiento de liderazgo y de autoridad conseguido a costa de dejar a otra persona en mal lugar.
Damián Montero
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