El verano es para nuestros hijos un océano de tiempo libre que, además de generar muchos quebraderos de cabeza a los padres, puede acabar causando frustración y ansiedad a los niños, e incluso síndrome posvacacional, si no se gestiona bien el tiempo y las ocupaciones.
Durante las vacaciones, aprovechamos para hacer cosas que a lo largo del curso no tenemos tiempo, como pasar tiempo con otras familias, hacer excursiones, ver películas… y con frecuencia, y eso es señal de que lo estamos disfrutando, perdemos la noción del tiempo. Pero si dejamos que el azar sea el que guíe nuestro día a día podemos ver cómo se multiplican las pataletas a la hora de comer, las dificultades para dormir, los desayunos interminables o inexistentes y una frase en los labios de nuestros hijos: «¡me aburro!».
La falta de rutina en verano
La razón de estos malos hábitos vacacionales es muy sencilla: la falta de rutina. Los niños necesitan de un cierto orden, incluso para descansar y disfrutar, y en las vacaciones es fácil que el desorden se convierta en la norma. Vamos improvisando los planes día a día y los niños se sienten cada vez más ansiosos y se vuelven más irascibles. Y mejor ni pensar en lo que nos costará volver a meterlos en cintura cuando llegue septiembre.El tiempo de ocio no tiene por qué ser caótico.
Por eso es importante organizarse, establecer un horario familiar al que nos atengamos -aunque con flexibilidad-, que se vaya adaptando a cada fase del verano, y en base al cual cada miembro de la familia pueda establecer su propio horario los días que tengamos un poco más libres. Además, si queremos fomentar su creatividad y su poder de decisión es bueno que las opciones no sean infinitas.
Tener, por ejemplo, una hora para juegos de mesa, otra para la lectura, otra para manualidades, etcétera, les permitirá ser más creativos dentro de cada ámbito y tendrán menos sensación de aburrimiento que si les damos un tiempo libre en el que puedan hacer lo que les dé la gana.
Es cierto que en gran parte de las vacaciones estivales puede que uno o dos de los progenitores esté trabajando, por lo que hay veces que no es fácil planificar más allá de unos días. Pero sentarse un rato el domingo por la tarde todos juntos para pensar cómo nos vamos a organizar esa semana tiene muchos beneficios: primero, no tendremos la sensación de ir improvisando, los chicos sabrán en cada momento y cada día qué tienen que hacer y, además, de esa asamblea familiar pueden salir muchas ideas divertidas en las que participemos todos. A esto se suma que estaremos educando a nuestros hijos en el orden, enseñándoles a organizarse y a sacar mayor rendimiento a su tiempo, aunque sea de ocio.
Cómo llenar el tiempo de ocio de los niños
Una buena ayuda puede ser apuntar algunas semanas a los niños en un campamento de verano. Algunos colegios organizan actividades como el ‘Cole de Verano’, que incluye el almuerzo y la ruta de autobús en algunos casos y puede ser una buena opción si los padres trabajan.
También están los clásicos campamentos. En cualquier caso, nuestros hijos se lo pasarán genial y verán que la organización del ocio no es aburrida. Además es una ocasión perfecta para que estén en contacto con la naturaleza y que se relacionen con otros niños. También puede ser fuente de ideas para la planificación del tiempo en casa. Pregúntales cada día qué han hecho y qué es lo que más les ha gustado.
Eso podrá orientarte sobre lo que pueden hacer cuando estén en casa o de viaje. Anímalos a hacerse una lista de ideas para cuando acabe el campamento, si no se les olvidará en dos días.
Claves para organizar la vida familiar en verano
Desde el Grupo Attendis han elaborado una lista de consejos que pueden ayudar a la organización familiar en verano:
1. Planificad primero el esquema familiar. Debe contener las horas de sueño y las comidas así como las actividades comunes. Es bueno introducir las labores de casa y sus responsabilidades personales: hacer la cama y recoger la habitación, aseo personal, poner la mesa, ayudar en la cocina, actividades de repaso del curso*
2. Convocad una reunión familiar cuando terminen el colegio en la que les presentéis el horario familiar y, en función de la edad, organizad con ellos su horario particular o animadles a que se elaboren el suyo propio y os lo presenten.
3. Poned el horario en un lugar visible y remitidles a él cada vez que se sientan aburridos, desorientados o no estén cumpliendo con sus obligaciones.
4. Sed flexibles en el cumplimiento, el horario es para ayudar no para encorsetar. Aunque si veis que la excepción se convierte en la norma y que se os está yendo de las manos, convocad una reunión familiar para afrontar el tema y reajustar el horario si hace falta. La organización es difícil y la flexibilidad también consiste en ir adaptando el horario a las necesidades y a expectativas reales.
5. Hay muchos días que la organización familiar es simplemente imposible o que está supeditada a un plan con otras familias. ¡No pasa nada! La planificación sólo es una herramienta para lograr un poco de paz familiar, pero lo fundamental es disfrutar de las cosas importantes de la vida.
6. ¡Dejadles que se aburran! El aburrimiento les hace más creativos y reflexivos. Ayudadles a afrontarlo con optimismo.
7. Para dar un toque a cada semana, vencer la monotonía y fomentar la creatividad se pueden establecer temáticas semanales, se puede jugar con los países, los colores, personajes de sus series favoritas* ¡Imaginación al poder!
8. Recordad que la dificultad para decidir qué hacer se multiplica en proporción al número de posibilidades. A veces hay tantas cosas que podrían hacer que no se les ocurre ninguna* para ayudarles, elaborad con ellos una lista de posibilidades por temas: manualidades, juegos de mesa, películas, deporte, lectura, dispositivos electrónicos, piscina/ playa, recetas de cocina…
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