Las vacaciones son el momento de poder disfrutar de un merecido descanso tras un año de trabajo y estudios. Todos esperamos con ilusión la llegada de los mejores días del verano, que probablemente llevamos meses preparando: destinos, vuelos, hoteles o apartamentos… Sin querer ser aguafiestas, lo peor que nos podria pasar para no poder disfrutar de tan merecidas vacaciones sería no tener salud, un don maravilloso del que solo nos acordamos cuando lo perdemos.
Y es que nada hay tan importante como la salud, siempre, y en vacaciones más, porque no hay nada peor que tener que quedarse encerrado en la habitación sin poder ir con todos a disfrutar de los baños de agua, de las excursiones, del sol, de los aperitivos en el chiringuito… por ponernos enfermos durante nuestras vacaciones.
6 consejos para evitar caer enfermos estas vacaciones
Para evitar la peor de las pesadillas del verano, te contamos todo lo que puedes hacer para evitar ponernos enfermos en vacaciones y que ¡nada nos ague la fiesta!
1. Vacunas correspondientes. Las vacunas son la mejor prevención contra las enfermedades, sobre todo, si piensas salir con tu familia a otro país. Antes de viajar, consulta con tu médico e infórmale del destino elegido, la duración del viaje y el tipo de actividades que vamos a realizar.
Entre las vacunas recomendadas para viajar figuran tétanos/difteria, dengue, fiebre tifoidea, hepatitis B, hepatitis A y gripe. Algunos países como Camboya e India exigen estar vacunados de la fiebre amarilla o de la polio.
El Ministerio de Sanidad tiene una página a disposición de todos los ciudadanos para que se informen de las vacunas obligatorias y recomendadas de cada país. Conviene vacunarse, al menos un mes antes de visitar los países de mayor riesgo.
2. Protección para los mosquitos. Prevenir las picaduras de mosquitos es fundamental, ya que no sólo son molestas sino que pueden desencadenar graves enfermedades como la fiebre amarilla o el dengue, según el país donde nos encontremos.
Para protegernos de las picaduras de estos insectos podemos usar repelentes cutáneos, teniendo en cuenta que sólo se deben de aplicar sobre la piel, evitando los ojos y aquellas zonas en las que haya heridas o mucosas. Y cuando se va a estar expuesto al sol, primero hay que aplicarse el protector solar y más o menos a la media hora, el repelente. Además de los repelentes sintéticos, existen otros naturales como el aceite de soja, que ha demostrado proteger durante más de hora y media tras su aplicación o el aceite de eucalipto-limón cuya duración es de dos horas.
Como añadido a los repelentes, las mosquiteras son de gran utilidad, ya sea en el interior del hotel o en una tienda de campaña. Para que eviten el paso de los mosquitos el grosor de las mismas debe ser de 1,2 mm. También los ventiladores son de gran ayuda, ya que el sudor y la emisión de CO2 atraen a los mosquitos y con un ventilador podemos evitar ambos, hasta cierto punto.
3. Protección solar. Las molestias que producen las quemaduras solares también nos pueden dar las vacaciones: la piel se enrojece, se hace sensible al tacto, y pueden apareceer ampollas o reacciones severas como fiebre, escalofríos, náuseas o erupción cutánea e incluso, un golpe de calor. Además de estropearnos un tres o cuatro de días de vacaciones, a largo plazo puede provocar el envejecimiento prematuro de la piel o, dependiendo de la gravedad, causar distintas lesiones como manchas, alergias o incluso cáncer.
Ponerse a la sombra, utilizar gafas de sol, prendas de vestir adecuadas, sombreros y gorras son la mejor protección. Además, es necesario aplicarse una crema con un filtro solar adecuado en las partes del cuerpo que queden al descubierto, como el rostro, las piernas y los brazos y manos. Pero también hay que tener un poco de sentido común y evitar la exposición solar en las horas centrales del día o durante muchas horas seguidas si lo que queremos es tener un buen bronceado y no una buena quemadura que nos amargue las vacaciones.
4. Evitar vajillas y cubiertos sucios. Los platos, cubiertos, copas o vasos sucios son un foco de gérmenes y bacterias y siempre debemos extremar la higiene y si estamos en un restaurante pedir otros limpios.
Evita dejar la vajilla en el fregadero sin limpiar durante mucho tiempo y cambiar frecuentemente esponjas, estropajos y bayetas, ya que son una de las mayores fuentes de bacterias de toda la casa. Algunas como la e Escherichia coli, la Staphylococcus aureus o la Salmonella pueden sobrevivir en las esponjas durante horas e incluso días después del primer contacto. Un truco sencillo para desinfectarla es aclararla con agua limpia y meterla dos minutos en el microondas a máxima temperatura, de esta forma se acaba con el 99,9% de las bacterias según un estudio del Servicio de Investigaciones Agrícolas estadounidense.
5. Hidratarse correctamente y vigilar el agua que bebemos. En verano, con el calor, perdemos mayor cantidad de líquidos y es necesario reponerlos bebiendo al menos unos 2 litros de agua al día. Conviene combinar agua y bebidas isotónicas para reponer los minerales perdidos por el sudor y alternar el agua con zumos, caldos, batidos, refrescos, o infusiones. Recuerda que las bebidas alcohólicas tienen un efecto deshidratante. Completa tuhidratación con frutas y verduras variadas.
Y además, siempre es mucho mejor tomar agua mineral embotellada que agua del grifo y usarla también para lavar frutas y verduras porque el agua contaminada puede producir diarrea, disentería, cólera, paludismo y muchas otras enfermedades. Atención a los hielos que tienen el mismo problema.
6. Ser consciente de lo que uno come y no cambiar drásticamente la dieta. Una intoxicación alimentaria o gastroenteritis con vómitos, diarrea, dolor abdominal y fiebre nos puede amargar las vacaciones. Hay que tener cuidado con lo que comemos y limpiar bien los utensilios que vamos a utilizar. Compra alimentos de buena calidad y pasa de las comidas callejeras sin control sanitario.
Utiliza siempre bolsas térmicas o una nevera para mantener la temperatura de los alimentos. Los alimentos descongelados debe consumirse antes de dos días y jamás volver a congelar un producto que ya haya sido descongelado. Los productos lácteos como yogures, cremas, leche y la mayonesa deben sacarse de la nevera sólo cuando se vayan a consumir, las carnes y pescados tienen que cocinarse bien y evitar tomarlos crudos y las frutas y verduras deben de lavarse bien, a ser posible con unas gotitas de cloro.
Por último, evitar cambiar drásticamente nuestra dieta y no abusar de comidas que normalmente no tomamos, puede evitar que nuestro estómago se altere y nos de problemas.
No obstante, en caso de caer enfermos la recomendación es evitar automedicarse y evitar automedicar a los niños. Acudir siempre al médico o al servicio de Urgencias en caso necesario.
Marisol Nuevo Espín
Asesoramiento: Equipo de Jetcost
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