El título que encabeza este artículo hará reír a más de una madre. ¿Cuántas veces lo habrán escuchado a una hija adolescente?, ya que son las chicas las que suelen tener esta percepción, mientras que los varones tienden a verse poco fuertes. Sin embargo, no es broma un tema que en algunos casos encierra un doloroso drama, en el caso de la anorexia, que hace sufrir a toda la familia. Obviamente, no se trata de las jóvenes que presentan un problema claro de sobrepeso, sino de las que se «ven» gordas y objetivamente no lo están.
Adolescentes: ¿por qué se ven gordas?
Pero, ¿por qué se ven gordas? En algunos casos, pueden tener algún trastorno de la conducta alimentaria y precisar tratamiento médico o psicológico. Sin embargo, quiero aludir a aquellas jóvenes que no tienen, en principio, ninguna patología asociada y que se empecinan en perder peso, incluso muy por debajo de lo aconsejable.
Se trata de jóvenes que se autoimponen dietas hipocalóricas que se descargan de Internet, hacen ayunos intermitentes y excluyen de su alimentación productos que consideran «engordantes» como el pan, los frutos secos, todo tipo de legumbres o algunas frutas como el plátano. También es habitual el uso de laxantes drásticos, batidos que dicen ser sustitutivos de una comida y, en algunos casos, pastillas con supuestas propiedades «adelgazantes».
Obviamente, todas estas acciones se realizan sin ningún tipo de control y llevan aparejados efectos secundarios. En el mejor de los casos, estas secuelas se manifestarán con caída del pelo, anemias, aparición de llagas en la mucosa de la boca, dolores abdominales, malestar general y cambios de humor.
Las mejores ayudas: la familia y el especialista
¿Qué hacer ante estas situaciones? Es evidente que, en estos casos, la ayuda del especialista es indispensable. En la mayoría de las ocasiones, el tratamiento comenzará haciéndole ver a la joven la realidad de su situación. Le demostrará con datos que no solo no está gorda, como ella cree, sino que tiene el peso ideal. La mayoría de las veces, la autoridad profesional del especialista hará reconsiderar la situación a la joven, a la vez que irá ayudándole en la recuperación de los hábitos dietéticos perdidos.
Por último, como casi en todo lo relacionado con la educación de los hijos, es en el propio ambiente familiar donde podemos realizar la mejor labor preventiva. Para ello, bastará con que toda la familia siga una alimentación equilibrada y haga deporte con regularidad, siempre que tengamos claro que el cuidado de la alimentación y el ejercicio persiguen como fin último nuestra salud y no el conseguir llegar a un determinado peso.
Pedro J. Toranzos. Licenciado en Farmacia, Diplomado en Dietética y Nutrición, Máster en Dietética.
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