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Trastorno por déficit de atención, ¿cuándo conviene medicar?

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¿Cuándo Conviene Medicar A Un Niño Con TDAH?

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El desarrollo de los niños puede verse alterado por numerosos problemas. Uno de los más conocidos es el Trastorno por déficit de atención, TDAH, el cual puede afectar gravemente a la vida estudiantil de los más pequeños y en otros puntos de su vida. Una vez detectado este problema se hace necesario un tratamiento con el que poner solución a esta solución.

Habitualmente el tratamiento consiste en una terapia psicológica, aunque en ocasiones puede ser pertinente recurrir a medicamentos. ¿Cuándo es pertinente prescribir fármacos a los más pequeños y cuando no? Desde la Asociación Española de Pediatría, AEP, aportan varios consejos a los padres para que sepan elegir siempre lo más recomendable para sus hijos.

Tratamiento individualizado para el TDAH

Desde la AEP indican que el tratamiento de los niños con TDAH siempre debe ser individualizado y atendiendo a las circunstancias del menor y de la familia. Si bien este no se enfoca en borrar para siempre su problema, si trata de conseguir reducir al máximo los síntomas que manifiesta. Los pediatras expresan que aunque cada terapia es pertinente según los casos, hay situaciones en las que es recomendable decantarse por la psicológica cognitivo-conductual:

– Cuando los síntomas del TDAH son leves.

– Cuando hay dudas sobre la frecuencia e intensidad de los síntomas entre los padres o entre éstos y los profesores.

– Cuando el diagnóstico de TDAH no es claro.

– Cuando los pacientes son menores de 5 años.

El tratamiento farmacológico

Desde AEP se recomienda que cuando los síntomas del TDAH repercuten seriamente en la vida diaria de los pacientes, iniciar con un tratamiento combinado. Junto a la terapia psicológica cognitivo-conductual, incluir medicamentos entre los niños que presenten este tipo de trastornos.

El tratamiento con fármacos en las conductas hiperactivas se conocellevan comercializándose en España desde hace más de 25 años. A lo largo de su historia se han demostrado muy eficaces para el contrarrestar de los síntomas del TDAH. Entre el 70 y el 80% de los pacientes responden de forma favorable a la primera terapia en la que se utilizaron estos productos..

La seguridad y eficacia, junto con escasos efectos secundarios, hacen recomendable el tratamiento farmacológico para el tratamiento de estos pacientes. Con los fármacos se reducen los síntomas del TDAH, mejorando el rendimiento escolar y el comportamiento del niño y las relaciones tanto en casa como en la escuela. Al mismo tiempo, potencian el efecto de las intervenciones psicológicas y psicopedagógicas.



Para el inicio del tratamiento farmacológico no es necesario realizar ninguna prueba médica, basta con revisar el historial del paciente y una exploración para ver si es pertinente. En la actualidad existen dos tipos de medicamentos en España para el tratamiento del TDAH: los estimulantes, metilfenidato, y los no estimulantes, atomoxetina.

Una vez elegido el fármaco, éste empezará con dosis bajas y se que se irán incrementando cada 1 o 3 semanas, dependiendo de la respuesta del paciente y de la aparición, o no, de efectos secundarios. Será el pediatra quien asuma la responsabilidad responsable de evaluar la eficacia y la tolerabilidad del medicamento mediante visitas periódicas, mucho más frecuentes al inicio de la terapia y más distanciadas en el tiempo, cada 3-6 meses, tras ajustar la cantidad suministrada.

Aunque el tratamiento es individualizado, las pautas generales para cada fármaco son:

– Metilfenidato de liberación inmediata, en 2-3 dosis al día.

– Metilfenidato de liberación prolongada, una dosis por la mañana.

Atomoxetina, se recomienda administrar en dosis única por la mañana. Si existen problemas de tolerancia, se puede administrar por la noche o repartir la dosis entre la mañana y la noche.

La duración del tratamiento sí que debe plantearse de forma individualizada, en función de la continuidad de los síntomas y de la repercusión que puedan tener éstos en la vida del niño o del adolescente.

Para los pacientes que estén tomando estimulantes, una práctica aceptada es la realización de períodos cortos, de 1 o 2 semanas anuales, sin tratamiento farmacológico, con el objetivo de poder valorar el funcionamiento del niño o el adolescente, tanto en casa como en la escuela. Una de los mejores momentos para realizar esta evaluación sin tratamiento suele ser al comenzar el curso escolar.

¿Cuáles son los efectos secundarios?

Los efectos secundarios aparecen generalmente al inicio del tratamiento, aunque son poco frecuentes, de escasa intensidad, transitorios y de baja gravedad. En muy pocos casos obligan a suspender el tratamiento. Es importante poder consultar con el médico responsable de la terapia cualquier efecto adverso antes de suspender la administración del fármaco.

Estimulantes (metilfenidato). Pérdida de peso y de apetito, sobre todo al inicio del tratamiento; dificultad para conciliar el sueño (insomnio de conciliación); dolor de cabeza y, de forma mucho más infrecuente, tics e inquietud.

No estimulantes (atomoxetina). Pérdida de peso y de apetito, sobre todo al comienzo del tratamiento; somnolencia; síntomas gastrointestinales, como dolor abdominal, nauseas o vómitos; mareos y cansancio. De forma muy infrecuente puede aparecer ictericia (la piel toma un color amarillo debido al aumento de la bilirrubina), reflejo de un daño del hígado que obliga a la supresión del tratamiento.

Damián Montero

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