El ambiente habitual de un niño debe ser la calle jugando o en casa realizando sus obligaciones. Pero en ocasione, por desgracia, este entorno se llena de batas, camillas y enfermeras. Algunos problemas de salud hacen que el pequeño tenga que ser ingresado en el hospital. Un lugar que puede asustarlo mucho porque supone una salida de su zona de confort y en el que se rodea de desconocidos.
Pero por suerte, la familia contribuye a hacer más llevadera esta situación. Las visitas de parientes y amigos del niño hacen que este entorno se vuelva más amable y que la experiencia dentro del hospital sea más amable para el menor. Pero en ocasiones la presencia de tantas personas puede perjudicar en determinados momentos, tanto al hospitalizado como al compañero de habitación. Por ello hay que saber algunas normas básicas antes de visitar a un ingresado.
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Consejos para los visitantes
En primer lugar, aquellos que tengan en mente visitar a un niño deben saber los horarios que marque el hospital para la recepción de personas. Hay que respetarlos para asegurar un buen descanso a los pacientes que están ingresados y que lo necesitan para recuperar fuerzas. También hay que tener en cuenta las ocasiones en la que los internos comen ya que es una de las situaciones con mayor ajetreo dentro de las habitaciones.
En los momentos en los que se anuncie por megafonía el servicio de comidas, los visitantes tendrán que abandonar la sala para permitir que los internos puedan disfrutar de su menú sin tantas aglomeraciones. La entrada de los carritos con las bandejas y el trasiego de enfermeras puede agobiar a los pacientes. Se recomienda que en estos casos sólo permanezcan dentro de la habitación los parientes más cercanos: padre y madre del niño.
La higiene también es un punto a tener muy en cuenta. Hay que tener en cuenta las características de un hospital y velar por el cumplimiento de las mismas, en este sentido mantener la limpieza es imprescindible para evitar infecciones por distintos contaminantes. Especialmente las manos y otras partes del cuerpo expuestas deben mantenerse lo más limpias posibles.
Los visitantes que visiten a pacientes en habitaciones compartidas tendrán que tener en cuenta la intimidad de los otros internos. No hay que indagar en motivos personales y respetar si en determinados momentos se corre la cortina para evitar el contacto. El tono de voz que se ha de mantener debe ser sosegado, sin sobresaltos por si la otra persona desea dormir.
Ayudar al niño
Una vez entendidas todas estas normas, los visitantes pueden contribuir a hacer más llevadera la estancia del niño en el hospital. Estas son algunos de los puntos que pueden aportar los familiares y amigos que acudan al centro:
– El niño verá caras conocidas, algo que lo tranquilizará y evitará la sensación de estar en un ambiente hostil para él.
– La adaptación a este nuevo entorno se vuelve más rápida. Los menores pueden compartir sus inquietudes con los visitantes y estos pueden tranquilizarlos haciéndolos ver que esta situación es necesaria para recuperar la salud y poder estar de nuevo disfrutando como antes.
– En la medida que los doctores lo permitan, los visitantes, especialmente los adultos, pueden colaborar en procesos médicos como curas u otras situaciones para que el niño se sienta más seguro.
– Los niños podrán recorrer las zonas comunes en compañía de sus visitantes evitando permanecer constantemente en sus habitaciones.
– Participación en juegos. Sin molestar a los compañeros de habitación, los visitantes pueden jugar con sus hijos de múltiples formas haciendo que el tiempo pase volando.
Damián Montero
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