Es muy llamativa la crisis tan profunda que se produce en los matrimonios cuando los esposos se acercan al 50 cumpleaños. Es una etapa de la vida en la que nos tenemos que parar para analizar todo aquello en lo que nos podemos estar equivocando desde hace muchos años a pesar de que hasta ese momento no haya supuesto un problema en la pareja.
Digo esto porque el modo de vida que hemos llevado, las costumbres adquiridas, el tiempo dedicado al deporte, a los amigos, a lo que a cada uno le guste hacer, de pronto parece que se somete a examen. En ese momento, el examinado se desconcierta y no entiende qué es lo que está pasando.
Suelen pasar muchas cosas porque sufrimos muchos cambios en esa etapa de la vida. Nuestros hijos suelen estar en plena adolescencia. Las mujeres al acercarse la menopausia, no le dan ninguna importancia, pero la tiene y mucha. Los cambios hormonales que se producen generan envejecimiento. El deseo sexual disminuye, se tiende a engordar por la retención de líquidos y por la ralentización del metabolismo. El humor suele ser más irascible.
La mujer está más cansada. La crianza de los hijos ha terminado. Puede empezar a dedicarse a su trabajo profesional de otro modo pero… lo que realmente la mayoría de las mujeres echan en falta es a su marido.
Ellos se han pasado 20 años de su matrimonio trabajando intensamente, han conseguido sacar adelante económicamente una familia con mucho esfuerzo, han querido a su mujer y a sus hijos. Y de pronto… Se genera un problema de incomprensión que les lleva a discutir, a no entenderse y a desesperarse ante el mal ambiente que son capaces de generar entre ellos y con sus hijos .Se corta la comunicación. Cada uno hace su vida, intentando evitar el contacto con el otro para no discutir porque no pueden hablar. Esto es una crisis de pareja. No hay que asustarse.
Lo único que de verdad necesitan es la compañía de su marido de modo auténtico.
Sentir que de verdad son lo más importante para ellos, que les gustaría pasar más tiempo con ellas, que cuentan con su opinión a la hora de tomar decisiones, que lo pasan bien juntos y a solas porque se han empeñado en ganarse el cariño y la confianza del otro. Hace falta percibir que se les reclama a solas, que se les necesita, que se les admira, que se les quiere no solo porque la casa funciona muy bien y los hijos están bien educados sino porque las aman. Eso es lo único importante. Amar con obras.
Te puede interesar:
– Diez mitos sobre el matrimonio