Una graduación simboliza el fin de un duro proceso tras el cual se han conseguido los objetivos académicos. En el caso de bachillerato o la universidad, los estudiantes tienen ocasión de celebrar que se ha conquistado un título tras demostrar las capacidades exigidas para ello. Sin embargo, en los últimos tiempos este tipo de actos ya no han quedado para los niveles superiores de la educación.
Escuelas infantiles o educación preescolar organizan graduaciones que suponen un acto que repercuten en el bolsillo de los padres. Una situación que el juez Emilio Calatayud ha tratado en su blog, en donde ha afirmado que en la actualidad «se nos está yendo la olla» con este tipo de eventos que terminan por traducirse en un dispendio económico.
El cumplimiento del deber
Para Calatayud las graduaciones se están convirtiendo en algo que acompaña a los niños durante toda su vida académica. Desde escuelas infantiles en donde los niños portan birretes, hasta la finalización de la Educación Secundaria Obligatoria. Una situación que lleva aparejada un gasto económico en vestuario y en organización de una fiesta para celebrar la finalización del curso y la conquista de unos objetivos.
Según Calatayud le sorprende que se organicen estas fiestas ya que para el juez simplemente se está celebrando el cumplimiento de las obligaciones del estudiante. Una celebración que dista mucho de cuando el estudiante termina el bachillerato, la universidad o una Formación Profesional. Para el magistrado estas situaciones suponen el fin de una etapa y el comienzo de otra distinta, el rumbo hacia lo desconocido ya sea para iniciar una enseñanza superior o para comenzar a trabajar.
En el caso de las graduaciones en los niveles básicos de enseñanza simplemente se pasa de un grado a otro de educación. Calatayud cree que con esta nueva tendencia en las graduaciones se está perdiendo el valor simbólico de estos eventos. El magistrado califica esta situación como «cansina» y cara para el bolsillo de los padres, pidiendo un poco de cabeza en el asunto.
Graduaciones y comuniones
Junto con las graduaciones, Calatayud también recuerda el peligro que tiene para el bolsillo de los padres las «comuniones 2.0», las que el magistrado califica como «caras, caras». Es verdad que en los últimos tiempos, estos eventos que en un principio tienen un sentido más espiritual, han pasado a ser una especie de puesta de largo en donde los niños se deben lucir. Por ello conviene recordar algunos consejos para la celebración de este día tan especial para los niños:
– La Primera Comunión es un acto familiar e íntimo. Es el sacramento en el que el niño recibe por primera vez a Jesús, tras haber realizado previamente la catequesis. No se trata de un evento donde presumir y recibir regalos costosos.
– La importancia del valor del sacramento. Se trata de una celebración donde los protagonistas son los hijos. Por ello hay que transmitir el verdadero sentido de la Primera Comunión y valor del Sacramento que van a recibir.
– El traje o vestido que se lleve en la Primera Comunión debe ser sencillo, no hay aprovechar ese día para disfrazar a los hijos de adultos. Se han de evitar que los niños lleven muchos complementos que puedan distraer su atención en el momento de la ceremonia.
Damián Montero