La cirugía estética puede cambiar la vida de una persona. El cambio físico resultante mejora la percepción que se tiene de uno mismo, la autoimagen, a la vez que se fortalece la autoestima, el valor que damos a lo que somos. Nos vemos mejor y nos sentimos reforzamos.Por este motivo, en las manos de los cirujanos plásticos, estéticos y reparadores se depositan muchas ilusiones y esperanzas.
Desde la Asociación Española de Cirugía Estética Plástica (AECEP) se advierte, no obstante, contra ciertas falsas expectativas resultantes de la desinformación y de la imagen frívola que a veces se proyecta de la cirugía estética. En palabras del doctor Gustavo Sordo, «nos encontramos ante una ciencia aplicada que se basa en la evidencia científica y en la tecnología para procurar resultados que suponen una mejora sustancial de la estética del paciente, pero no la perfección en el resultado ni las modificaciones radicales de la imagen de alguien».
5 consejos para los que quieran pasar por el quirófano
Bajo esta máxima, la Asociación Española de Cirugía Estética Plástica, ofrece cinco consejos a quienes quieran pasar por el quirófano con un planteamiento realista y adecuado a sus necesidades.
1. En estética, las tendencias son globales, las necesidades individuales. Lo que queda bien en un rostro no tiene por qué funcionar con los criterios armónicos de otro, por ejemplo. Una talla de pecho grande puede convenir a una mujer de caderas anchas, pero no a una muy delgada, por ejemplo.
En este sentido, es aconsejable huir de modas y evitar la imitación de personas famosas, que son situaciones habituales. Según el presidente de la asociación, Francisco Menéndez Graiño, «cada vez que algún habitual del star system aparece públicamente tras una intervención o con un nuevo retoque estético, acuden nuevos pacientes solicitando «eso». «Eso» puede ser desde unos labios más carnosos a un rombo de Michaelis marcado (depresiones en la espalda justo encima de las nalgas). Lo ultimísimo es la afluencia de mujeres que quieren parecerse a la hija del nuevo presidente norteamericano, Ivanka Trump».
2. La cirugía debe realizarse en base a la salud y los gustos del paciente, pero siempre teniendo en cuenta sus propias características físicas. Cuando la solicitud no encaja con estos criterios y se pide, por ejemplo, algo exagerado o ajeno a la constitución del paciente, «se intenta explicar porqué lo que pide no está indicado y los problemas, riesgos o dismorfia que se le ocasionarían. Si a pesar de eso insiste y no lo entiende, lo mejor es desaconsejar la cirugía y no operar a ese paciente. Son supuestos algo extremos», explica Menéndez Graiño, pero sucede.
3. Los selfies no reflejan el físico real de una persona. No son herramientas para tomar decisiones de carácter estético. La opinión de los profesionales sí. Las autofotos realizadas por los teléfonos móviles han incrementado la demanda estética en todos los niveles, desde la cosmética básica a la cirugía estética. Una realidad que, con el bisturí en las manos, hay que tomar con algo más que precaución. Desde la AECEP se asegura que los selfies no son instrumentos útiles para tomar decisiones con el objetivo de modificar el rostro. Muy al contrario, distorsionan la imagen ofreciendo una percepción equivocada. Es el criterio profesional y la experiencia de los profesionales. lo que deber primar en la elección final antes de la cirugía.
4. La cirugía estética ofrece soluciones a largo plazo, la medicina estética aporta resultados inmediatos. Aunque tal como explica Gustavo Sordo, «los pacientes cada día están mejor informados de los diferentes tipos de procedimientos y de las instalaciones y cuidados que requiere, a veces es necesario aclarar ciertos conceptos. La medicina estética engloba los tratamientos realizados en clínica, que no requieren postoperatorio ni anestesia general. Sus resultados no son comparables con los de la cirugía estética y su objetivo no puede ser nunca reemplazarla. Ésta persigue resolver el problema de manera definitiva y proporciona cambios más reales y duraderos en la imagen del pacientes».
Los tratamientos estéticos deben ser complementarios a la cirugía. El ejemplo más fácil de entender es cuando el en lugar de realizar un lifting al paciente se le rellena la cara cada seis meses con productos que aportan volumen, algo que en ningún caso actuará contra las causas subyacentes del envejecimiento y que generará caras «sobrerrellenadas».
5. En la salud no hay rebajas. Los materiales necesarios para llevar a cabo una intervención de estas características, con anestesia general, el equipo profesional necesario, las revisiones previas y posteriores… Todo tiene un precio si se realiza bajo la sanidad privada. Cuando se ofrece una rebaja sobre ese precio, la pregunta que debería hacerse el paciente es sí estamos en buenas manos, es decir, si nos vamos a operar con profesionales, en las instalaciones y con los medios adecuados. En cirugía estética, el precio de saldo, ahora llamado low cost, puede estar asociado a negligencias que pueden costar vidas.
Marina Berrio
Asesoramiento: Francisco Menéndez Graiño. Presidente de la la Asociación Española de Cirugía Estética Plástica. Gustavo Sordo. Miembro de la junta directiva de la Asociación Española de Cirugía Estética Plástica
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