Ya no hay discusión posible. Aprender un idioma es un requisito imprescindible para cualquier persona, pero, ¿a qué edad debe empezar el niño a estudiar una nueva lengua, cuál es el punto recomendado? Hay quienes apuestan por no posponerlo demasiado y que los más pequeños empiecen su contacto con estos conocimientos desde edades más tempranas.
Es el caso de Kati Szeless y de Raymonde Sneddon, expertas en enseñanza de idiomas. Ambas coinciden que el inicio de esta educación lingüística debería empezar entre 14 y 36 meses, un proceso en el que los padres acompañan a sus hijos en el aprendizaje de una lengua a través de juegos y otras actividades. Una buena forma de aprender mientras se afianza el vínculo paternofilial durante los primeros años de vida de los más pequeños.
La meta del bilingüismo
El objetivo a la hora de aprender un nuevo idioma es el bilingüismo, ser capaz de dominar la nueva lengua casi al mismo nivel que la materna. Szeless y Sneddon señalan que en ocasiones los padres dudan a la hora de que sus hijos se sumerjan en esta enseñanza a edades tempranas porque creen que puede causar un retraso en el desarrollo de las capacidades comunicativas.
La tendencia habitual de estos padres es esperar a que sus hijos dominen el idioma materno antes de que comiencen a aprender uno nuevo. Sin embargo para conseguir la meta del bilingüismo es muy importante que los niños empiecen cuanto antes a relacionarse con su segunda lengua.
Kati Szeless, experta en el aprendizaje de idiomas, señaló que el primer beneficio del programa de este inicio temprana es que se acostumbra el oído de los más pequeños a esta nueva lengua. «Empezar a oír el sonido de otra lengua, aprendiendo de una forma estructurada, usando una lengua concreta, en un momento en concreto, es una buenísima manera iniciar a los niños y a los padres y un buen ejemplo de cómo empezar a criar un niño bilingüe», señaló Kati.
Por su parte, Raymonde Sneddon, otra experta en el aprendizaje de idiomas, destacó la importancia que tienen los padres en esta labora. Para ella el primer paso es dotar a los progenitores de destrezas para luego transmitirlas en casa. El objetivo es convertir la lengua en un juego que divierta y que desarrolle a los niños. Al mismo tiempo estos mecanismos deben convertirse en una rutina.
Mitos del bilingüismo
Tanto Kati Szeless como Raymonde Sneddon señalaron que en la actualidad el bilingüismo todavía se enfrenta en la actualidad a multitud de mitos. Muchas familias creen que para alcanzar este nivel con un idioma el niño debe ser muy inteligente y criarse en un entorno socioeconómico alto.
El bilingüismo supone una rutina de enseñanza todos los días que debe comenzar cuanto antes. Para ello hay que instaurar una estructura básica y enfocada a la fase del desarrollo en la que se encuentre el niño. Hay quienes piensan que con lo que se enseña en clase y posteriormente complementar con actividades como ver series o películas en versión original, basta.
En este punto, estas profesionales señalan la importancia de los padres a la hora de apostar por el bilingüismo. Los progenitores deben ser constantes y estructurar la educación de sus hijos teniendo en cuenta la importancia que tiene incluir un idioma en el día a día del hogar.
Damián Montero
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