El descanso es algo necesario para todos. Después de un día duro nada mejor que recostarse sobre la cama, cerrar los ojos y coger pilas para otra emocionante jornada. Pero este objetivo no siempre se alcanza por las personas. Hay quienes se ven afectados por distintos problemas que hacen que el sueño no esté asegurado, algo a lo que no escapan ni las nuevas generaciones.
De hecho, el insomnio es un problema bastante presente en los niños tal y como se explicó en la 25ª Reunión Anual de la Sociedad Española de Sueño. En este evento se expuso que las dificultades para conciliar el descanso nocturno es algo que afecta al menos a tres de cada diez menores de cinco años en la actualidad. Un tema que termina por repercutir en su día a día.
Falta de horarios regulares
En esta reunión no solo se habló del problema del insomnio en los niños, sino que además se hablaron de las causas del mismo. El principal motivo de esta situación en la actualidad es el hecho de que los más pequeños tienen horarios poco definidos en la actualidad. La hora de irse a la cama suele cambiar a lo largo de la semana, especialmente durante el sábado y el domingo, momentos en los que el descontrol es más pronunciado.
Otro de los problemas que provocan el insomnio en los niños a día de hoy es la presencia de actividades estimulantes antes de irse a la cama. Esto hace que los niños se pongan en marcha y no generen la melatonina necesaria para poder sumergirse en un sueño reparador. También se señala que la presencia de demasiada luz en casa por las noches.
Problemas en la adolescencia
El problema de esta situación es que el insomnio termina por crear hábitos en los niños. Una rutina que hace que arrastren problemas de descanso hasta la adolescencia. Para evitar que la falta de descanso se convierta en un asunto permanente, los expertos recomiendan recurrir a la terapia conductiva, es decir, conseguir que los más pequeños sigan un ritmo adecuado.
Estos son algunos consejos para conseguirlo:
– Nada de ejercicio antes de irse a dormir, ni juegos intensos. El cuerpo debe entrar en un estado de relajación antes de que el niño se marcha a la cama y el deporte no es algo que ayude a conseguirlo.
– Habitación propicia para dormir. Nada de televisores, ni imágenes con formas que puedan asustar a los más pequeños. Colores tranquilos y la persiana echada para evitar entrada de luz de farolas o del sol por la mañana.
– Una hora fija. No se debe posponer el momento de ir a la cama, esta hora debe ser inamovible. Cuando el reloj marque esta situación, el niño tendrá que irse a la cama. Así su organismo se acostumbrará y empezará a generar melatonina cuando se acerque esta hora.
– Evitar las comidas copiosas. Una digestión pesada no es sinónimo de buen sueño, por lo que mejor evitar toda comida que pueda repetirse o las raciones abundantes. Tampoco es aconsejable acostarse con hambre.
– Siesta breve. Una cabezadita después de dormir puede ayudar al niño a recuperar energía, pero esta nunca debe sobrepasar los 20- 30 minutos ya que de ser así, el cuerpo descansará más de la cuenta y no entrará en el estado necesario por la noche.
Damián Montero
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