Moverse es una obligación. La práctica de ejercicio es algo que todos deben realizar para mantenerse en forma y evitar problemas de salud derivados del sedentarismo como la obesidad, la diabetes y otras enfermedades cardíacas. Sin embargo, ¿dónde poner el límite? El exceso de todo es malo y en el caso del deporte no es una excepción, de hecho pasado este margen el bienestar de la persona se empieza a resentir.
Desde la Organización Mundial de la Salud se recomienda a las personas realizar entre 150 y 300 minutos de actividad aeróbica a la semana. Realizar una mayor cantidad puede derivar en problemas para el bienestar físico como por ejemplo el debilitamiento del corazón.
Sobrecarga del corazón
Los expertos explican que el corazón tiene un límite. Mientras se está haciendo ejercicio este límite puede sobrepasarse haciendo que sufra, la intensidad puede provocar incluso la parada cardíaca causando una muerte súbita en la persona que practica deporte. Además, cansar demasiado al organismo provoca la bajada de defensas, lo que hace más posible la contracción de distintas enfermedades.
Otro de los problemas que conlleva el exceso de ejercicio es la deshidratación. Mientras se practica un deporte el cuerpo suda, si no se repone el agua que se va perdiendo, el organismo se resentirá gravemente. Cabe recordar que el 75% del ser humano está compuesto de este líquido.
Para evitar todas estas consecuencias, siempre hay que atender a las llamadas que realiza el cuerpo. Si se empieza a sentir un ritmo demasiado acelerado o un cansancio que hace que empiecen a fallar las piernas, lo mejor es parar y dar por concluida la sesión. Por supuesto, esto no quiere decir que no se deba hacer deporte, sino que siempre se ha de tener en cuenta el grado de intensidad que se puede alcanzar y evitar sobrepasarlo.
Qué se esconde tras el exceso
El exceso de ejercicio no sólo tiene consecuencias en la salud física. La mente de las personas que se cargan de deporte pueden esconder un serio asunto detrás de esta tendencia, como por ejemplo una gran falta de autoestima. Especialmente los adolescentes que dedican demasiado tiempo a estas prácticas pueden estar empezando un trastorno de anorexia.
La búsqueda de perder peso a cualquier coste les lleva a sobrepasarse con el ejercicio constantemente haciendo que tanto su salud física como mental se resienta. En estos casos los padres tendrán que vigilar de cerca otros síntomas como el dejar de comer, tardar más de la cuenta en tomar los alimentos, dar rodeos, irritabilidad constante, etc.
Damián Montero
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