Hoy en día todo está a la vista de todos. El ser humano moderno tiene una ligera obsesión con la visibilidad: publica lo que come, lo que piensa, lo que ve… Al parecer no queda nada escondido de la mirada de los demás cuando hablamos de proteger tu intimidad en la red. Estas conductas hacen muy difícil enseñar a los niños qué es lo público y lo privado, pues si todo lo que se tiene dentro se comunica a TODOS, pues sencillamente no queda nada por resguardar.
Sabemos que nuestros hijos son nativos digitales, y que su manera de socializar y su lenguaje está determinado por las nuevas tecnologías y las redes, sin embargo, eso no modifica la esencia de la persona. Parte importante de esa esencia es ese mundo interior formado por pensamientos, deseos, emociones o sentimientos que guardamos para nosotros mismos, y que solo mostramos a aquellos que verdaderamente lo puedan valorar.
Cuando la intimidad se publica, se destruye. Si algo es conocido por todos ya no forma parte de nuestra intimidad, sino que pasa a estar en la esfera pública; eso es lo que le está pasando al ser humano moderno: se ha vaciado de intimidad porque no reserva nada para sí. Siente la necesidad de contarlo todo y, haciéndolo, su mundo interior queda vacío de contenido: ya nada es de él, ahora todo es de todos.
Cómo enseñar a los niños qué es lo público y lo privado
Uno de los problemas que viven nuestros jóvenes y adolescentes hoy en día es que son muy vulnerables a las opiniones de los demás. La expansión de las redes sociales ha convertido el acoso en un tema muy complicado, y esto en parte se debe a lo expuestos que están nuestros hijos en el mundo 2.0.
Una de las razones más importantes por las cuales hay que enseñarlos a proteger su intimidad y enseñarles qué es público y qué es privado, es para minimizar esta sobre-exposición y que sean menos vulnerables a ataques, burlas y críticas ante opiniones, fotos o ideas que anteriormente estaban concentradas en un círculo de amigos y familiares y que actualmente son mucho más públicas.
Debemos ayudarlos a entender que mientras se confíen más en las redes, y revelen en ellas su mundo interior a personas que no son parte de su círculo de amigos o personas queridas, más vulnerables son a ataques, malinterpretaciones o incluso la propagación de su imagen entre otros grupos de desconocidos.
La protección de la intimidad: no es sólo cuestión de seguridad
Cuando hablamos de intimidad y redes sociales, muchas lecturas y recomendaciones se concentran sólo en el aspecto de seguridad personal. Es vital tener en cuenta este aspecto, ya que es necesario proteger la propia identidad y resguardarse ante personas inescrupulosas que puedan aprovecharse de nuestros datos personales. Sin embargo, poco se habla de la protección de la intimidad desde el punto de vista de la prudencia, modestia o pudor.
La protección de la intimidad personal no puede quedarse sólo en la faceta de seguridad personal, también es importante que nuestros hijos comprendan que ellos son dueños de lo que dicen y de lo que callan. Solo conociendo estas consecuencias podrán desarrollar la prudencia que les permitirá reconocer que no todo lo que se piensa se dice, así como no todo lo que se siente se publica.
El pudor y la modestia son virtudes esenciales para la protección de la intimidad a través de la imagen en redes sociales, ya que son virtudes que nos invitan a resguardar y esconder lo que es íntimo ante la mirada de otros. Es vital que reconozcan que su cuerpo forma parte de su intimidad, y que las redes sociales no son el lugar para mostrarse ante los demás. Nuestra manera de vestir, nuestras poses y movimientos en fotos y videos, y hasta nuestras conversaciones son manifestación de lo que somos y de cómo queremos ser vistos.
Acompañamiento en el mundo digital
Pudiéramos llegar a pensar que nuestros hijos saben más de redes sociales y de tecnología que nosotros, y que por esta razón estos son temas en los que no tenemos nada que enseñar: nada más lejos de la realidad. Aunque los jóvenes de hoy en día estén más entrenados en la parte técnica del mundo digital, nosotros tenemos el deber de acompañarlos y guiarlos en el aspecto personal.
Es vital saber y entender qué redes usan, con quién se comunican y lo que publican; solo de esta manera podemos acompañarlos y guiarlos en un buen uso de las redes y en la protección de su intimidad. Recordemos que, aunque ellos sean expertos en tecnología, los padres seguimos allí para educarlos y hacer de ellos las mejores personas que puedan ser… en todos los ámbitos.
María Verónica Degwitz. Magister en Ciencias de la Familia y autora del blog En la sala de mi casa.
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