La corresponsabilidad en la familia resulta muy necesaria en estos días. Con los cambios sociales que se han producido en este siglo, cada vez contamos con un modelo de familia más igualitario en cuanto a la distribución de roles dentro y fuera del hogar. Al mismo tiempo que la mujer ha salido al mundo laboral, el hombre ha entrado al mundo doméstico.
Este reajuste, sin embargo, tiene sus dificultades. Muchas familias modernas tienen, como parte importante de sus desencuentros, un desequilibrio en la distribución del trabajo doméstico.
La corresponsabilidad en familia: las tareas domésticas
Una de las razones por las cuales no se logran acuerdos en la distribución de roles es porque se ven las tareas domésticas como un castigo, y se entra en una batalla por escapar de él. Algunas parejas que pasan la vida midiendo y contando los segundos de trabajo que dedicaron al hogar y tratan de cobrar con intereses las labores realizadas.
Esta situación de batalla genera malestar en el matrimonio y en la familia en general, porque dejamos de sentirnos como un equipo para convertirnos en rivales y sobre todo en jueces que son capaces de determinar el valor del trabajo ajeno.
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¿Cómo acabar con esta actitud de castigo?
Sólo asumiendo que el trabajo del hogar no es un castigo: aunque a veces pueda ser incómodo e ingrato. Debemos pensar que estamos cuidando NUESTRO hogar y estamos haciéndolo para las personas a las que más queremos. Sólo internalizando esta idea podemos aceptar que aunque no es el trabajo más glamoroso, es el que debemos hacer con más amor, pues se benefician las personas que más amamos.
La participación de los hijos en la corresponsabilidad familiar
En los diferentes estudios sobre corresponsabilidad en familia se asume que la distribución de roles se da solo entre marido y mujer, sin embargo, es importante comprender que la verdadera corresponsabilidad se da cuando TODOS los miembros de la familia son capaces de implicarse en el desempeño de las labores necesarias para mantener el hogar.
Mientras los hijos van creciendo es esencial reconocer que tienen mucho que aportar a la vida familiar. Estos encargos y labores, además de aliviar la carga de tareas domésticas a los padres, les enseñan a pensar en los demás, a ser independientes, y los entrenan para la vida.
Mientras los hijos van creciendo, también debe aumentar el sentido de responsabilidad que deben tener con su familia y su hogar. Es necesario que seientan el agradecimiento por lo que han recibido, y deben entender que una manera de retribuir a los padres el esfuerzo que han hecho por educarlos, es ir asumiendo poco a poco más responsabilidades en sus gastos personales, en el cuidado y limpieza de sus cosas y su espacio.
No le hacemos ningún bien a nuestros hijos cuando tratamos de quitarles responsabilidades en el seno familiar, más bien los estamos privando de aprendizajes que les servirán en un futuro para ser independientes y para formar su propia familia.
La corresponsabilidad es cuestión de amor
El tema de la corresponsabilidad familiar se resolverá cuando entendamos que, como todo en la familia, es cuestión de amor. Si nos queremos los unos a los otros lo suficiente, seremos capaces de pensar en las labores que realizamos dentro del hogar, como pequeñas muestras de amor que hacemos por los demás.
No será entonces cuestión de cuantos pañales cambió uno, ni de cuantos platos lavó el otro; sino que podremos realizar una repartición justa de labores, en la que pensemos en el otro: sus gustos, sus aportes y su tiempo; y en la que todos nos sintamos miembros de un equipo en el que todos colaboramos, porque nos queremos.
María Verónica Degwitz. Magister en Ciencias de la Familia y autora del blog En la sala de mi casa.
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