Ningún padre quiere ver a su hijo mal, pero la vida no es justa en este sentido. Habrá momentos en los que los más pequeños lo pasan mal: una caída, un golpe contra un mueble, una enfermedad. Hay muchos momentos dolorosos para los menores y aunque estos no se puedan evitar, sí que se puede hacer por mejorar la calidad de vida que tienen los niños en estos momentos.
Lo más importante para estos casos es reconocer el tipo de dolor que se está produciendo en el cuerpo del niño para saber cuál es el mejor método para remediarlo. Analgésicos y otros cuidados serán necesarios para estas ocasiones en las que los más pequeños lo pasan mal.
Los tipos de dolor
No todo el dolor que se produce en el cuerpo es el mismo, hay que saber distinguir entre los más básicos:
– Dolor nociceptivo. Se trata de aquel que se produce por la estimulación de los receptores de dolor que hay en las distintas partes del cuerpo.
– Dolor neuropático. Aes aquel que se origina después de que un nervio se comprima o se inflame.
Que un niño tenga un tipo de dolor, no quiere decir que no pueda tener el otro. Por ejemplo una desviación de columna puede causar la compresión de un nervio y que haya alguna ruptura que active los receptores de esta sensación en la espalda. Esto a su vez causa un malestar aún mayor en los menores que hay que saber cómo remediar aplicando el método correcto en estos casos.
Cómo identificar el tipo de dolor
Saber qué tipo de dolor aflige al niño dependerá en gran medida de la capacidad de comunicación que tenga el menor. Si domina más o menos el uso de la palabra puede pedírsele que exprese en qué zona tiene el malestar y qué es lo que siente exactamente. En el caso de que no sea capaz de hablar del todo bien, se le podrá indicar que señale dónde tiene esta sensación.
Si este no es el caso del niño, habrá que observar detenidamente síntomas como la aparición de llanto en el bebé, la incapacidad para dormir, una intranquilidad constante, posturas extrañas en alguna parte del cuerpo, el rechazo a que les toquen, la inmovilidad o una tristeza aparente pueden ser expresiones de dolor. Además, se puede comprobar si el niño mejora al darle un medicamento analgésico.
Tratamiento del dolor
El tratamiento ideal es centrarse en la causa del dolor. Tratar de encontrar el origen, si es una simple sensación pasajera o algo más grave como una enfermedad. En segundo lugar, tratar los mecanismos de transmisión de este malestar o las circunstancias que lo acentúan como, por ejemplo, una contractura muscular.
En tercer lugar, se procederá al tratamiento del dolor con medicamentos analgésicos. Según la cantidad de esta sensación, la Organización Mundial de la Salud, OMS, propone establecer una «escalera analgésica«, utilizando productos cada vez más potentes y empezando por el paracetamol, luego ibuprofeno ibuprofeno y terminando con codeína, tramadol o morfina.
En los niños con enfermedades en las que se producen grandes contracturas de los músculos, la utilización de relajantes musculares resulta imprescindible para que los medicamentos para el dolor puedan lograr el efecto deseado.
Damián Montero
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