Las realidades de los distintos hogares del mundo son un misterio. Hay situaciones en las que por desgracia la felicidad que debe imperar en el seno familiar no existe. Existen casos en los que hay problemas realmente graves, como la violencia filo- parental, un asunto que habitualmente pasa desapercibido pero que merece toda nuestra atención para luchar contra él.
Así lo cree la Fundación Amigo, que ha arrojado luz sobre los casos de violencia filo- parental en España. Números sacados de la Memoria de la Fiscalía General del Estado que muestra cómo han crecido los jóvenes que maltratan a sus padres, aunque por desgracia esto es un problema que se prefiere ocultar y vivir en silencio.
4.000 expedientes al año
Los datos que recoge la Fundación Amigo señalan que al año en España se abren un total de 4.000 expedientes a menores por violencia filo- parental. Sin embargo únicamente entre el 10 y el 15% de ellos terminan en denuncia, los casos más graves. El resto se queda en nada, se silencia y se mantiene el problema sin que haya una actuación para solucionar.
Lo primero que se quiere destacar es que si no se pone solución al problema, este aumentará. De hecho se explica que los casos de violencia filo- parental han crecido en los últimos años un 5,13%, lo que se traduce en el paso de 4659 denuncias en 2013 a 4898 en el 2015.
Analizar la situación
Desde la Fundación Amigo se recomienda analizar cada situación antes de que vaya a más. Para este fin hay que estar atentos a las actitudes de los hijos, especialmente de los adolescentes. Es en esta edad en la que estos chicos forman su personalidad y se enfrentan a demasiados conflictos internos. Una etapa de incertidumbre que puede dar lugar a conflictos familiares que pueden agudizarse terminando en uno de estos casos de violencia filo- parental.
¿Cómo saber si esta actitud se está convirtiendo en algo que se escapa al control de los padres? Habrá que analizar el discurso del joven y no permitir que este vaya a más, comprobar si este se está tornando violento o simplemente está exponiendo una opinión contraria a la de los padres. Hay que recordar que los progenitores son quienes tienen la autoridad y que deben hacerla valer.
Si se comprueba que el adolescente está adoptando un carácter demasiado violento, habrá que hacerle ver que no es él quien tiene el control en casa. En caso de que esta actitud no desaparezca y vaya a más, es imprescindible acudir a un psicólogo para que trate este caso de forma profesional. Iniciar una terapia en familia para poner fin a esta situación.
Damián Montero
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