Cuando pronunciamos el nombre de Wendy, probablemente, a muchos nos venga a la cabeza la imagen de la niña adorable de la película de Peter Pan. Y si nos paramos a pensar cuál es el papel de Wendy en la película, caeremos en la cuenta que era esa figura que estaba ahí para todos, cuidaba de sus hermanos, se preocupaba de Peter Pan y de los niños perdidos, que ha dado lugar al denominado síndrome de Wendy.
Pues bien, aunque el síndrome de Wendy no es considerado una patología clínica, si es cierto que muchas personas, sobre todo mujeres, se comportan como la niña adorable del cuento. Personas que buscan ponerlo todo siempre fácil a los demás, que siempre están disponibles para todo y todos. La madre que despierta a su hijo de 15 años para que no llegue tarde al colegio, o la que carga con todas las responsabilidades del hogar serían algunos ejemplos de este síndrome.
¿Qué hay detrás del síndrome de Wendy?
Lo cierto es que todos, en algún momento de nuestras vidas, podemos comportarnos de esta manera. Lo que diferencia que se trate del síndrome de Wendy es lo que mueve a estas personas a comportarse de esa manera.
Lo que hay detrás del comportamiento de estas personas es el miedo, miedo al abandono, al rechazo…, estas personas necesitan sentirse amadas por quien les rodea, necesitan satisfacer las necesidades de los demás y es por ello que intentan agradar a los demás, que normalmente suelen ser la pareja o los hijos.
Características de las personas con síndrome de Wendy
Algunas de las características que comparten las personas que actúan bajo el síndrome de Wendy son:
– Sienten la necesidad de cuidar a los demás, asumiendo el rol de protector e instaurando un sentimiento de que es imprescindible para los demás.
– Quiere agradar siempre a las personas de su alrededor, su pareja, sus hijos, evitando a toda costa que estos se enfaden.
– Asume las responsabilidades de los demás, para hacer más fácil la vida de estos, para poder cumplir este nivel de exigencia, van dejando de lado sus necesidades y poniéndose en un segundo plano.
– Se sienten culpables lo que les lleva a pedir perdón por todo, por lo que han hecho y por lo que no, quita importancia a las conductas malas de los demás, justificándolas, lo que hace que ese sentimiento de culpa aumente.
Cómo cuidar a los demás sin descuidarte a mí misma
Es normal y natural querer cuidar a tus seres queridos y preocuparse por ellos. Sin embargo, cuando en mi relación solo doy y pocas o ninguna vez recibo, la cosa se complica, pues empiezan a aparecer sentimientos de frustración, tristeza, de estar siendo infravalorada…
Si te encuentras en esta situación, algunas de las cosas que puedes empezar a llevar a cabo para sentirte mejor son:
1. Cuida de ti, crea un espacio donde seas tú la importante, haz cosas que te gusten, que te hacen sentir bien, dedícate tiempo a ti misma. Si tú estas bien, contagiaras esa energía positiva a los demás.
2. Aprende a decir que no sin sentirte culpable por ello. Y no estar disponible para todo el mundo y en todo momento.
3. Establece límites en tus relaciones, del mismo modo que ofrecemos nuestra ayuda, hay momentos en que no es nuestra responsabilidad solucionar los problemas de los demás.
4. Respeta el espacio de los demás, controla la necesidad de hacer las cosas por los demás y deja que cada uno ejerza su responsabilidad y autonomía en su vida.
Rocío Navarro. Psicóloga. Directora de Psicolari, psicología integral
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