La mayoría de los jóvenes quisieran tener una receta mágica o una bola de cristal para ver el futuro y poder decidir qué carrera estudiar tras terminar Bachillerato. Y a nosotros nos gustaría proporcionársela, y no equivocarnos en nuestros consejos para ayudarles a tener éxito en su futuro profesional. En cualquier caso siempre podemos ayudarles a obtener toda la información posible antes de tomar una decisión, partiendo de la base de que para elegir libremente primero hay que conocer, y teniendo muy claro que son ellos los que tienen la última palabra.
Las conversaciones con nuestros hijos sobre su futuro profesional suelen ser muy positivas. Ahora bien, pueden encerrar un cierto peligro si pretendemos inculcarles la profesión que a nosotros nos gustaría para ellos. Si hacemos esto nuestro hijo podrá reprocharnos en un futuro que le «comimos el coco» aprovechando un momento en el que era muy vulnerable a las influencias exteriores debido a su propia inseguridad.
Nuestro papel en estas conversaciones es escuchar, tratando de guiar su razonamiento para que aborde todas las variables necesarias antes de tomar -él, no nosotros- una decisión. Debe ser un pensar en voz alta del hijo, que nosotros simplemente orientemos desde la experiencia que tenemos, y él no.
Elegir con los pies en el suelo
Es importante ayudarles a ser realistas y a conocer sus puntos fuertes y débiles, para que elijan su carrera o profesión de acuerdo con sus aptitudes y posibilidades al acabar Bachillerato. Se trata de que no se impongan metas tan altas que sean inalcanzables y terminen frustrándoles, ni tan inferiores a sus posibilidades que acaben por no satisfacerles.
Por ello hemos de empezar por ser realistas los propios padres. No podemos pretender que un hijo que se marea cada vez que ve sangre sea cirujano, por mucho que lo hayan sido su padre y su abuelo… Puede ser un acierto la oportuna consulta con algún profesor que conozca bien las aptitudes y preferencias de cada caso concreto, y sus posibilidades de éxito o fracaso en la carrera que quiere seguir.
Visión de futuro para elegir profesión
Aún siendo muy importante, la carrera no es un fin sino un medio para acceder a una determinada profesión. Nuestros hijos deben ser conscientes de que no están decidiendo sobre cinco años de estudios, sino sobre cuarenta de ejercicio profesional, y por tanto es precisamente el contenido de la profesión lo que más ha de pesar en su decisión.
Información de primera mano
Cuando el campo de intereses se delimite a un grupo de cuatro o cinco profesiones, sería bueno poner a nuestros hijos en contacto con amigos y conocidos que les hablen del contenido del trabajo, de la preparación necesaria para llegar a él y de las capacidades y cualidades requeridas.
Siempre es mejor que esta persona sea lo más cercana posible a él en el tiempo, el hijo de algún amigo que haya estudiado esa carrera, por ejemplo. Su testimonio tendrá más valor para nuestro hijo o nuestra hija.
En contacto con la profesión
Lo ideal sería que él o ella pudieran comprobar sobre el terreno que, efectivamente, ese es el trabajo que le gusta. Una posibilidad sería hacer algún trabajo de verano para que puedan comprobar «in situ» el día a día.
Por ejemplo, un muchacho que se plantea ser abogado podría estar parte de sus vacaciones ayudando por las mañanas en un despacho. Aunque no haga más que pasar textos al ordenador, u ocuparse del trabajo de secretaría, la experiencia será positiva para él por la toma de contacto que supone con la realidad.
Ante la duda, carreras abiertas
Si sigue dudando qué carrera universitaria estudiar, lo más aconsejable, respetando siempre su decisión, es recomendarle la alternativa que menos limite el abanico de salidas profesionales. Por ejemplo, si a nuestro hijo le gustan las matemáticas, y quiere hacer una carrera con un fuerte contenido en esa materia, pero duda entre Exactas o Ingeniería Industrial, desde el punto de vista práctico es mejor que se decida por la Ingeniería, ya que las posibilidades de especialización y elección de trabajo una vez terminada la carrera son mucho mayores. Tal vez entonces, con unos años más, tenga más claro lo que quiere.
Elegir carrera y futuro profesional: la decisión es suya
– Ayuda a tu hijo a «pensar en voz alta» sobre su futuro profesional. Introduce en su razonamiento todas la variables que, a tu juicio, debe tener en cuenta en su decisión.
– Hazle ver que más que las asignaturas que componen la carrera, lo que ha de gustarle es la profesión a la que accederá después.
– Anímale a que haga algo a la altura de sus posibilidades y aptitudes. Ni por encima, porque al no conseguirlo se frustraría, ni por debajo, porque acabaría por lamentar no haber hecho más.
– Habla con algún profesor que conozca bien a tu hijo sobre sus capacidades para ejercer una u otra carrera.
– Facilítale el ponerse en contacto con conocidos tuyos que le informen sobre las distintas carreras y profesiones que puedan interesarle.
– Plantéale la posibilidad de hacer algún trabajo, a tiempo parcial, en el entorno laboral que cree que le puede interesar. Es la mejor manera de hacerse una idea real de una profesión.
– Si tu hijo duda entre dos o tres carreras, oriéntalo hacia aquella que le permita a posteriori decidirse por distintas salidas.
– No olvides nunca que la decisión final es suya y que has de respetarla.
Dale a tu hijo una relación de cinco conocidos tuyos que trabajen en actividades que le puedan interesar, anímale a que les visite y les pregunte sobre su trabajo. Sugiérele que anote por escrito las conclusiones de cada una de estas entrevistas. Después habla con él. Quizás no tenga claro aún qué quiere hacer, pero probablemente sepa lo que no quiere, y eso ya es un primer paso.
Ignacio Iturbe
Asesoramiento: Gerardo Castillo. Doctor en Ciencias de la Educación y Subdirector del Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad de Navarra
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