A lo largo del curso hay que mantener de vez en cuando una tutoría o entrevista con el profesor-tutor de nuestro hijo. Cuando el hijo es pequeño, un solo profesor tiene suficiente visión de conjunto; pero cuando el hijo es mayor, la labor del profesor-tutor o del profesor encargado resulta fundamental pues consiste en coordinar la tarea de todos los profesores que intervienen en la educación del hijo o hija.
La periodicidad de las entrevistas con el profesor-tutor varía mucho en función de cada familia. De todas formas, un criterio aproximado podría ser verse a comienzo y final de curso y un par de veces en el intervalo. No hace falta que haya ningún tema preocupante para concertar una entrevista con el profesor-tutor. Es más, cuando todo marcha bien es el momento ideal para hablar de cómo potenciar los puntos fuertes, de los pasos que hay que dar para alcanzar el proyecto educativo, etc.
Salvo que alguna cuestión sea especialmente grave, en cuyo caso la tutoría o entrevista será monográfica, es bueno abordar un abanico amplio de temas: las asignaturas, si es preciso una a una; las metas de carácter, relación con los compañeros y amigos; desarrollo de virtudes tales como el orden, sinceridad, laboriosidad, generosidad, etc. Ordinariamente, deberían ser los padres quien tomaran la iniciativa para concertarla, asistiendo ambos cónyuges. Todos los temas relacionados con la educación de los hijos interesan a ambos.
Cómo preparar la entrevista con el profesor-tutor
Resulta básico que la entrevista esté preparada por ambas partes y que exista una línea de continuidad entre todas las entrevistas. Para ello, se pueden tomar notas (tanto previa como posteriormente a la entrevista), aunque ello dependerá del número de temas tratados, los compromisos adquiridos y la memoria de cada uno.
Por parte del profesor-tutor resulta elemental que hable antes con otros profesores para contrastar opiniones. También debe revisar las últimas calificaciones, memorizar el nombre de pila de la madre y del padre, pensar en las preguntas que quiere hacer a ambos, en los planes de acción que desea sugerirles etc. Cuando el conocimiento de la alumna o del alumno es muy alto quizá no sea preciso tomar notas; en el caso contrario será muy conveniente.
Por parte de los padres debe haber también una preparación previa de las tutorías. No se debe ir a la entrevista con la actitud pasiva de «ver qué me cuentan». Marido y mujer deben pensar juntos qué posibles temas conviene abordar, en qué campos pedir consejo, contrastar con el tutor si la percepción desde el colegio y la familia coinciden y, en caso negativo, en qué y por qué discrepan. No es infrecuente que el comportamiento difiera entre la casa y el colegio o que en el trato con un profesor se descubra que las versiones sobre un hijo sean diferentes.
La clave de la tutoría: las respuestas del profesor-tutor
Cuando los padres estén interesados en algunos datos concretos, vale la pena que avisen previamente al profesor-tutor para que éste pueda recabar la información necesaria y así preparar la entrevista. Si los padres vieran que el tutor contesta con frases genéricas, ambiguas o lugares comunes, puede ser oportuno pedirle que consiga la información y nos informe con detalle en la siguiente conversación. Si esto se diera de modo habitual debería pedirse, si es posible, el cambio de tutor o solicitar entrevistas con aquellos profesores del hijo que estén en condiciones de responder.
Por la misma razón que algunos profesores son mejores educadores que otros, también hay unos padres más objetivos que otros. No es infrecuente que el cariño ciegue a un padre o una madre y no admita que se le digan algunas limitaciones del hijo o hija. En esos casos la labor de tutoría se hace difícil y el clima en el que se desenvuelve la entrevista no tiene la armonía que reclama la acción educativa.
Enfocar la entrevista fijándose primordialmente en las carencias de la otra parte es un mal planteamiento. A cualquier colegio o familia se le pueden encontrar multitud de defectos o imperfecciones.
Una tutoría con perspectiva
Hace falta cierta perspectiva, en lo positivo y en lo negativo, para percibir con tiempo los que se perfilan como puntos fuertes o débiles de la personalidad de un alumno o de un hijo o hija. Las cosas no suceden de repente, ni son imprevisibles. En los últimos cursos de primaria ya puede adelantarse cómo se prevé la adolescencia. Quizá valga la pena ver cómo son los alumnos mayores del colegio para suponer cómo será vuestro hijo de mayor o, al menos, cómo serán sus compañeros.
De acuerdo con los periodos sensitivos hay que ir edificando de tal modo que al terminar esas épocas de calma en la evolución sicológica, el hijo o hija se encuentre con las defensas preparadas para entrar en fases de mayor conflicto. Sin alarmismos innecesarios hay que saber dar importancia a los pequeños detalles que más adelante pueden ser graves. Un chico o chica que en una fiesta de cumpleaños se toma tres refrescos, cuando tenga unos años más es probable que haga lo mismo pero con bebidas alcohólicas.
Sentido positivo de la entrevista con el profesor-tutor
A quien sólo se plantee intervenir cuando ve dificultades, a quien le falte el sentido positivo en la educación, le puede costar esa actitud constructiva de quien cree en un proyecto. En la educación no se trata tanto de evitar defectos como de adquirir virtudes.
Temas a tratar en la tutoria: la entrevista con el profesor-tutor
Concretando algunos detalles, podemos pensar, como padres o madres, qué cinco puntos se pueden abordar en la siguiente entrevista. Estos son algunos:
– Principal punto fuerte y débil del hijo o hija.
– Pedir al profesor-tutor que califique de 0 a 10 su espíritu de trabajo, compañerismo y orden.
– Analizar si en su estudio predomina el razonamiento o el memorismo.
– Pensar algún aspecto del carácter que convenga reforzar.
– Concretar algún detalle de servicio en la familia o con sus amigos.
– Contrastar la opinión con el profesor-tutor sobre el grado de confianza del hijo con vosotros.
– Relación con sus compañeros y trato con los amigos.
– Formación cultural. Lecturas y cine.
– Inquietudes de ayuda a los más necesitados.
José Manuel Mañu. Director de Formación del Colegio Gaztelueta
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