El tabaco no solo afecta a quienes lo consumen. Todos los que hay alrededor de quienes fuman se convierten en víctimas indirectas de este producto tan nocivo, incluso los niños. Por ello se hacen necesarias leyes contra este tipo de artículos para prevenir posibles problemas de salud en las generaciones más jóvenes.
Estas normativas se han hecho más habituales con el paso de los años y en la actualidad parece que han cumplido su misión. Así los desvela un estudio realizado por la Universidad de Chicago en donde se muestra cómo las leyes antitabaco han conseguido reducir el número de ataques de asma en niños.
Menos exposición al humo
Este estudio trató de comprobar si hay menos ataques de asma en niños, desde que se instauraron distintas leyes antitabaco, analizando las fichas de urgencia de distintos hospitales. En ellas se investigaron cuántos niños habían acudido a este centro por culpa de esta crisis respiratoria y si habían ido a menos desde la puesta en vigor de estas normativas.
Efectivamente, los niños que habían acudido al hospital por culpa de un ataque de asma se habían reducido aproximadamente en un 17% en aquellas ciudades que tenían en vigor una ley antitabaco. Los autores del estudio afirman que esta situación se debe a la menor exposición que tienen los menores al humo del tabaco.
Mientras que en el paso era posible que un niño se expusiera a respirar este humo en ambientes donde no podía controlar su entorno como restaurantes, hoteles, cafeterías, etc., estas normas han conseguido regular estas localizaciones. De esta forma el tiempo que un menor recibe estos productos por vía respiratoria se han minimizado, haciendo que se inspire un aire más puro.
«En combinación con otros estudios, nuestros resultados dejan claro que la legislación sobre el aire limpio en interiores mejora la salud pública«, explicó la doctora Theresa Shireman, una de las autoras de esta investigación. Sobre el control del humo de estos lugares también habló la doctora Christina Ciaccio, responsable de esta investigación, quien asegura que el control que no tienen los niños sobre el aire que respiran en determinados contextos, debe recaer sobre las autoridades.
Fumadores pasivos
No solo hay que prevenir la exposición al tabaco en lugares públicos. En casa también hay que velar porque los más pequeños no reciban el humo tan nocivo que les afecta de diversas formas. Estas son algunas de las consecuencias que tiene para los niños ser fumadores pasivos:
– Enfermedades respiratorias agudas y síntomas respiratorios crónicos.
– Asma y agravamiento de los síntomas asmáticos.
– Aumento de los síntomas respiratorios (como tos, dolor de garganta, problemas con los oídos).
– Mayor riesgo de sufrir cáncer de pulmón.
– Aumento del riesgo de problemas del corazón: infarto de miocardio, angina de pecho.
Damián Montero
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