Una de las mayores preocupaciones de los padres suele ser el modo de inculcar valores en sus hijos ya que no se trata de una práctica concreta o una idea, sino una manera de ver la vida y entender el mundo.
Es en este contexto en el que cobran especial relevancia las tradiciones, ya que es un mecanismo a través del cual somos capaces de transmitir a los más pequeños qué tipo de acciones deben ser tenidas en cuenta y qué factores sociales son más importantes. Las tradiciones son, por tanto, actividades fijas que se repiten en el calendario de manera más o menos periódica, y a través de las cuales mostramos un valor concreto, como la vida en familia, el respeto a los mayores o nuestro concepto particular de familia.
Estas rutinas pueden ser de dos tipos: especiales, vinculadas a acontecimientos o festividades (cumpleaños, día del padre o la madre, día de los abuelos, navidad*), y cotidiana, más centradas en actividades del día a día como cenar toda la familia junta, salir a pasear los domingos o tomar el aperitivo en casa de los abuelos. Todo dependerá de nuestro calendario y de la presencia que queramos darles. Pero lo que sí es importante destacar es que cualquier tradición que queramos instaurar en nuestro hogar, es igual de relevante, ya que supone una obligación compartida y un compromiso por parte de todos los miembros, generando a su vez sentimiento de unidad.
Sea cual sea el tipo de tradición, es esencial saber adecuarla a las particularidades de nuestra familia. Es decir, de nada sirve intentar acostumbrar a nuestros hijos a ir una vez al mes al campo si supone una amplia logística y muchísimas gestiones que alteren la vida cotidiana más de lo habitual. Siempre es mejor buscar alternativas sencillas, ya que cuanto más fácil sea para el día a día esta rutina, más rápido la asumirá la familia.
Convertir un hábito en una tradición implica también ciertas reglas. Pertenecer a este grupo significa que cada miembro puede disfrutar de la confianza y la cercanía del resto de miembros, y tiene la oportunidad de sentirse seguro de sí mismo y a salvo con el papel que desempeña dentro de la unidad familiar. Al final, se trata de poner unos cimientos sólidos que permitan crear una relación de confianza entre padres e hijos y, simultáneamente, transmitan los valores y las reglas que conlleva el formar parte de vuestra familia.
Sea como sea nuestra familia, lo más importante siempre es mantenernos unidos, consolidar los lazos y aprender a crecer entre todos.
Las tradiciones y su importancia para los niños
- Hacer Familia
- 11 de enero de 2017
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