Se acerca la última noche del año, un evento muy especial que significa la despedida de toda una serie de experiencias, tanto buenas como malas, y el comienzo de una nueva oportunidad de realizar todo aquello a lo que no dio tiempo este año. En definitiva, la Nochevieja, una noche muy ilusionante y feliz que muchos jóvenes quieren celebrar junto a sus amigos en una fiesta.
La fiesta de Nochevieja supone la exposición a muchos peligros, como por ejemplo, las consecuencias de la exposición a bebidas alcohólicos. Para evitar riesgos y problemas que enturbien la Nochevieja, es recomendable hablar con los hijos antes de que acudan a estos eventos y se empiece el año con un infortunio.
Charla sobre el alcohol: no esperes a Nochevieja
La charla sobre la prevención del consumo de alcohol no es algo exclusivo de la Nochevieja. La comunicación sobre este tipo de asuntos es algo que se tiene que prolongar durante todo el año. Para ello nada mejor que mostrarse accesible durante todo el tiempo a tus hijos, tal y como indica Fundación de Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo, ANAR, se recomienda estar siempre dispuesto para resolver todas las dudas que puedan surgir a los jóvenes en temas como por ejemplo el consumo de alcohol.
Gracias a la creación de ambiente de diálogo será más fácil que en aquellas ocasiones en las que el joven se enfrente a un consumo de alcohol, iniciar una conversación sobre los posibles efectos de estas sustancias sea más fácil. Esta charla debe ser clara y dejar claros los riesgos a los que se enfrenta un adolescente que bebe y las posibles consecuencias a largo plazo a las que se enfrentan. Hay que hacerles entender que su sentido de la curiosidad puede provocar graves problemas de salud en su cuerpo aún en desarrollo.
Normas bien claras para salir en Nochevieja
Los más jóvenes deben entender que la confianza entraña sacrificios por su parte. Por ejemplo, aceptar una serie de normas que marcan los padres también para la fiesta de Nochevieja. En caso de que tu hijo adolescente pida acudir a una fiesta de Navidad, hay que establecer una serie de reglas como por ejemplo que uno de los progenitores sea quien los lleve al lugar del evento y concretar una hora de recogida.
También habrá que dejar claro que de su comportamiento en este evento dependerá la confianza del futuro. Si el adolescente ha probado alcohol o se ha saltado alguna de las normas marcadas como por ejemplo desplazarse a otro lugar distinto al que dijo, la próxima vez se quedará en casa.
Infringir estas indicaciones tendrá consecuencias en sus futuras salidas.
Del mismo modo, los comportamientos positivos deben ser recompensados por los padres. Si un joven cumple las normas, esto quiere decir que se ha ganado la confianza para próximas salidas. Eso sí, esto no quiere decir que las exigencias básicas como por ejemplo los horarios puedan romperse.
Consumo de alcohol: predica con el ejemplo
De nada sirve advertir sobre el consumo de alcohol y sus peligros si luego los padres son los primeros que se sobrepasan con este tipo de bebidas. Durante las distintas cenas de Navidad, los adultos deben comportarse en la mesa, no ingerir estas sustancias en exceso. Si la ‘autoridad’ cumple las normas, los jóvenes no podrán excusarse con la frase «tú lo hiciste».
Educar con el ejemplo también supondrá hacerles ver que el alcohol no es una herramienta de diversión y que en estas reuniones se pueden hacer muchas más cosas con las que pasárselo bien. Bailar, charlar con los amigos o disfrutar con juegos de mesa son formas de entretenerse en estas fechas.
Damián Montero
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