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Niños bilingües: una gran oportunidad para su futuro

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Entre las muchas potencialidades que los niños atesoran, la facilidad para aprender idiomas es sin duda una de las más lucidas. Sin realizar aparentemente esfuerzo alguno, son capaces de empezar a chapurrear en dos lenguas ante los asombrados -y algo envidiosos- ojos de los adultos. ¿Cómo es posible que en sólo unos meses puedan aprender lo que nosotros tuvimos que estudiar durante años? ¿podemos facilitarles ese aprendizaje? ¿O puede perjudicarles desafiar a la Torre de Babel?

Al margen de las lenguas autonómicas, cuya enseñanza está institucionalizada, son muchos los padres que se plantean iniciar a su hijo en un segundo idioma cuanto antes.

Sin embargo, aunque las ventajas del bilingüismo son claras, son pocos los casos en los que una familia puede transmitir a un niño dos lenguas a la vez. Esto se debe a que para lograrlo de forma perfecta, sería necesario que alguno de los padres aportara una lengua madre diferente o vivieran en un país extranjero. Generalmente, no sólo hablan ambos el mismo idioma sino que, además, éste coincide con el del entorno en el que viven.

No obstante, lo que sí puede estar al alcance de muchas familias es proporcionar al niño estímulos que le ayuden a irse familiarizando con el acento de ese idioma.

Niños bilingües: la infancia el mejor momento para aprender idiomas

Entre 1 y 4 años, los bebés y los niños se encuentran en pleno periodo sensitivo para el aprendizaje de idiomas. Lo ideal, por tanto, sería poderle ofrecer una educación bilingüe, pero si no reunimos los requisitos expuestos no debemos tampoco tirar la toalla.

Al procurar que oiga inglés u otra segunda lengua, le estamos acostumbrando a distinguir sonidos ausentes en el idioma castellano y, por tanto, le estaremos ayudando a no hablar con acento en el futuro.

Además, el ejercicio mental que supone comprender y, en su caso, también hablar, dos estructuras gramaticales y dos vocabularios diferentes, favorece la creación de nuevas conexiones neuronales. Es decir, es una vía clarísima de estimulación temprana.

Inconvenientes de aprender dos idiomas simultáneos para los niños

Pese a sus muchas ventajas, sin embargo, el aprendizaje simultáneo de dos lenguas puede tener algunos inconvenientes.

Uno de ellos puede ser que el niño tarde un poco más en soltarse a hablar. Este retraso, que sólo afectar al habla pero no a la comprensión, ser superado pronto, y a los 4 ó 6 años estar al nivel normal.

También puede darse el caso de que confundamos al niño, si mezclamos los dos idiomas al hablar con él. No sólo no conseguiremos que sea bilingüe, sino que probablemente le retrasemos en el aprendizaje de su propia lengua.

La tentación de hablar en casa en un segundo idioma

En algunas familias, a veces uno de los dos padres domina bastante bien un idioma, además de su lengua madre. Esto puede provocar la tentación de hablar a los hijos en ese idioma, pensando que así les ayudamos a irse familiarizando con él.

Pero lo cierto es que esta práctica no suele resultar muy adecuada. En primer lugar, porque el niño aprende de un adulto que, probablemente, pronunciará con acento. Y, en segundo lugar, porque esta práctica hará disminuir notablemente la riqueza de la comunicación entre el padre y el hijo.

Por muy correcto que sea su dominio de esa lengua extranjera, el padre se expresar en un lenguaje distinto de su lengua madre y el mensaje resultar, por lo tanto, más frío. Así, en vez de «cómo mola», dirá «me gusta mucho» y, aunque parezca algo banal, lo cierto es que ir restando valor a una faceta muy importante en la educación de los hijos como es la comunicación.

Lo preferible es que esta comunicación se realice siempre en el idioma materno de los padres, aunque esto suponga tener que emplear métodos alternativos para que el niño aprenda una segunda lengua.

Bilingüismo: a tener en cuenta

Un idioma no se puede separar del modo de hablar y sentir de la cultura que lo acompañe. Si no tenemos en consideración este factor, probablemente nuestro hijo no sólo no llegue a ser bilingüe, sino que su aprendizaje ser artificial y muy poco enriquecedor.

Para lograr esa combinación -trasmitir lengua y cultura a un tiempo- es necesario que cada persona hable al niño en su propia lengua madre, y no confundirle habl ndole en distintos idiomas según las circunstancias.

A estas edades tempranas, no tiene sentido «enseñar» al niño las reglas de un idioma, porque aprende con naturalidad, al igual que lo hace con el castellano: escuchando a los que lo dominan y hablando con los errores propios de la edad.

María Moll
Asesora: Beatriz Bengoechea. Psicóloga y orientadora familiar

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