Los problemas de salud en los niños son asuntos que quitan el sueño a los padres. Ver a un pequeño pasarlo mal por culpa de una afección nunca es plato de buen gusto. En algunas ocasiones estos problemas son pasajeros y se marchan con la misma rapidez con la que han llegado. En otras merecen el doble de atención por parte de los padres, como es el caso de la laringitis agua.
La laringitis aguda es una enfermedad respiratoria que inflama la laringe de los niños, la zona de la garganta en la que se ubican las cuerdas vocales. Generalmente se produce por la influencia de un virus, por lo cual tiene altas posibilidades de contagio. Además la violencia de sus síntomas y lo mal que lo pasa el menor hace de esta afección algo que requiere la atención de los adultos.
Síntomas de la laringitis
La laringitis se manifiesta a través de una tos seca y fuerte muy similar al ladrido de un perro. Este síntoma suele estar relacionado con una ronquera e incluso afonía dada la inflamación que se produce en las cuerdas vocales. También puede presentarse un sonido ronco que acompaña a la toma de aire del niño provocado por los problemas de la laringe.
Si la laringe se inflama demasiado, también es posible que el niño tenga muchos problemas a la hora de tomar aire. Esto puede suponer que el menor sienta ahogo y ansiedad por no poder respirar. Otros síntomas que pueden acompañar a la laringitis son la mucosidad en la nariz y la presencia de fiebre derivada del virus.
Si se detectan cualquiera de estos síntomas, habrá que acudir a un médico para que ayude al niño, especialmente si se detectan problemas a la hora de tomar aire. Será el pediatra quien determine el mejor tratamiento para solucionar estos problemas y tratar de ayudar a que el menor respire de mejor manera y evitar los ahogos y la ansiedad derivada de la laringitis
Tratamiento en casa
Además del tratamiento marcado por el pediatra, el cual puede variar según cada caso de laringitis, en casa se puede ayudar al niño con algunas de estas prácticas:
– Muchos niños respiran mejor si respiran aire húmedo.
– Evitar ambientes secos producidos por radiadores y calefacciones a altas temperaturas.
– Humidificadores y vaporizadores ayudan mucho a estos niños.
– Si no se tiene un humidificador, abrir los grifos del agua caliente del baño para que esta habitación se llene de vapor y sentarse con el niño fuera de la ducha durante 20 minutos.
– Respirar aire frío también puede mejorar los síntomas ya que este tiene la capacidad de desinflamar el tejido que recubre las vías respiratorias.
– En caso de reducción del apetito, no forzar a comer si el niño no tiene ganas. Eso sí, hay que vigilar porque este tome abundantes líquidos
– No se debe emplear collarines de agua y alcohol. No son efectivos y además pueden irritar la piel.
Damián Montero
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