La mayor parte de la población mundial sufre intolerancia a la lactosa. Actualmente, se calcula que el 75 por ciento de la población no es genéticamente capaz de digerir la lactosa. Los síntomas de padecer una intolerancia la lactosa no son agradables: náuseas, diarreas, distensión abdominal y dolor tipo cólico. Estás son las precauciones se deben tomar y qué dieta seguir si detectas que eres intolerante a la lactosa.
La lactosa, el azúcar de la leche de vaca
La lactosa es un tipo de azúcar, llamado disacárido o carbohidrato simple, presente en la leche de vaca y el resto de los mamíferos, incluyendo la leche materna. La lactosa al descomponerse en glucosa funciona como una fuente de energía para las células de nuestro organismo. Se encuentra en productos lácteos como el yogur, la leche entera, la nata y el queso. También está en productos elaborados a base de estos como helados, salsas para pastas, sopas, panes y postres.
La lactasa es una enzima que se produce en el intestino delgado y es la responsable de digerir la lactosa convirtiéndola en dos azúcares más simples: la glucosa y la galactosa. La hipolactasia, conocida comúnmente como la intolerancia a la lactosa, se refiere a la deficiencia de esta enzima.
Aproximadamente el 20% de las personas que sufren de intolerancia a la lactosa son también alérgicos a la caseína, que es la proteína presente en la leche de vaca. Esto quiere decir que una persona con intolerancia a la lactosa puede consumir productos etiquetados como «deslactosados» (ejemplo «leche deslactosada», a la cual se le ha quitado el azúcar), pero aquella que sufre de ambas cosas debe dejar de consumir productos lácteos de vaca por completo.
Cómo detectar una intolerancia a la lactosa
En la actualidad, hay disponibles muchas pruebas de laboratorio y estudios médicos que pueden realizarse para el diagnóstico por lo que si alguien tiene sospechas debe consultar directamente a su médico. Rocío Río de la Losa, especialista en nutrición, afirma que «una forma que ayuda a identificar una intolerancia alimentaria como esta, es siendo consciente de tu propio cuerpo, llevando un diario y apuntando qué es lo que consiste y cómo te sentiste después».
Existe la creencia popular de que los lácteos son la mejor fuente de calcio y que al no consumirlos pueden generarse problemas como la osteoporosis. Sin embargo, la intolerancia a la lactosa no altera la capacidad del tracto digestivo para absorber el calcio ni la producción de hueso. Lo importante, como en cualquier plan de alimentación, es consumir una gran cantidad de alimentos ricos en este mineral esencial.
Algunos ejemplos son las semillas como el sésamo y la chía, las hojas verdes como la berza y las legumbres, algunos granos enteros, las sardinas (con sus espinas) y los alimentos enriquecidos. Tal es el caso de algunos productos de panificación, cereales para el desayuno, batidos, leches vegetales (almendra, soja, arroz, avena, etc.), yogures de soja, quesos veganos, etc.
Y además del calcio, es necesario tener niveles adecuados de vitamina D, lo cual se consigue tomando el sol de forma segura diariamente, consumiendo hongos, alimentos enriquecidos o tomando suplementos.
Recetas alternativas sin lactosa: leche de almendras
Ingredientes: 1 taza de almendras (remojadas desde la noche anterior), 1 litro de agua pura, 1 pizca de sal, 4 dátiles sin hueso, 1 cucharadita de vainilla y 1 pizca de canela
Modo de preparación: Moler todo en la licuadora, pasar por una bolsa para leche vegetal o tela fina, exprimir bien y guardar en el refrigerador un máximo de tres días.
Elena Compte
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