¿Tu hijo de repente hacer un gesto raro y cuando le llamas la atención él contesta que no sabe qué se le está diciendo? ¿Emite algún tipo de sonido raro y lo repite varias veces? ¿Qué le ocurre al niño? Muy posiblemente tenga un tic nervioso que le obliga a actuar de esta forma.
Un problema que aunque en principio no es grave, requiere de la atención de un pediatra para detectar si hay algo más agresivo que esté provocando el tic. En ocasiones desaparecen solos, en otras requieren el inicio de un tratamiento paliativo para que el niño aprenda a convivr con este problema y reduzca la dureza con la que se presentan estos síntomas.
Qué es un tic
La Asociación Española de Pediatría, AEP, define tic como un movimiento en alguna parte del cuerpo, tics motores, o emisión de algún sonido, tics fonatorios, de forma breve, repetitiva y arrítmica. Según este organismo son involuntarios, aunque se pueden reproducir cuando se pide, bruscos y sin finalidad aparente. Suelen aparecer de los 5 a los 10 años, aunque también hay casos en edades más tempranas.
En función del tic, este se puede manifestar a través de distintos síntomas:
– Tic motor simple. Se produce únicamente en un grupo de músculosy se manifiestan a través del parpadeo, guiños, muecas, movimientos de nariz, boca u ojos, elevación de hombro.
– Tic motor complejo. Se produce en varios grupos de músculos. Se trata de aquellos en los que el sujeto necesita tocar objetos, dar un salto, volver a caminar los pasos, tocarse a sí mismo.
– Tic vocal simple. Emisión de sonidos simples como la tos, gruñido, grito, chasquido, aullido.
– Tic vocal complejo. Son aquellos en donde los niños repiten la última palabra o frase pronunciada por otra persona (ecolalia), repiten una misma palabra o frase reiteradamente (palilalia), pronuncian bruscamente palabras obscenas (coprolalia).
Es posible que en situaciones de más estrés estos tics se manifiesten de forma más aguda. También es posible que remitan en determinados momentos que requieren de mayor concentración. Su origen es primario, por lo que no tiene que ver con ninguna causa neurológica.
Cómo se tratan
Aunque rara vez impiden hacer actividades o provocan caídas, ni tampoco afectan a la calidad del sueño, pese a que los tics se manifiesten por la noche, es recomendable acudir a un pediatra. Este interpretará el mejor tratamiento a partir de la información que aporte la familia: síntomas, periodicidad con la que se produce y duración de los mismo.
De esta forma se podrán descartar otros problemas que provoquen estos tics que necesiten de otro especialista como por ejemplo la presencia de un tumor que presione los nervios. Para salir de dudas el médico hará un examen físico y realizará varias preguntas tanto al menor como a sus padres, es posible que también pida una grabación de estos momentos.
Una vez exista diagnóstico por parte del especialista, este debe decidir el tratamiento. No existe nada que haga desaparecer para siempre los tics, aunque sí que existen procedimientos para paliar la agudeza de sus síntomas. En casos más extremos se recurrirán a medicamentos neurolépticos para evitar que los síntomas afecten en el día a día de los niños.
Los padres deberán velar por evitar situaciones de estrés en los niños y estos a su vez aprender técnicas de relajación que los hagan mantener la calma en estos momentos. En algunos casos es posible que desaparezcan con el tiempo y que más adelante regresen, algo que no debe preocupar a los adultos ya que es algo normal.
Damián Montero
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