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Cómo actuar si se ha pasado con el alcohol

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Cómo actuar en la primera borrachera de un adolescente
Foto: ISTOCK Ampliar foto

Abrir la puerta y encontrar a un hijo adolescente que se ha pasado con el alcohol es una escena que los padres ni siquiera quieren imaginar. ¿Cómo proceder en estos momentos? ¿Cómo transmitirle al joven que ha hecho mal y evitar que la rebeldía contra la figura paterna lo lleve a repetir esta actuación? ¿Hay que perder los nervios o mejor dialogar sobre su forma de proceder?

Hay que admitirlo, encontrarse con un adolescente que se ha emborrachado es una escena que puede abrumar. Pero no hay que perder los nervios, lo más importante en estos casos es la salud del joven.

Mantener la calma si se ha pasado con el alcohol

Si por desgracia quien abre la puerta es el adolescente que se ha pasado con el alcohol lo primero que hay que hacer es calmarse. Más aún si es la primera vez que ha abusado de las bebidas etílicas ya que el daño podría ser mayor. Hay que asegurarse de que el niño no presenta síntomas que requieran de la intervención de un especialista como por ejemplo si el color de su piel indica que su cuerpo mantiene una buena temperatura.

Otro de los aspectos que habrá que vigilar es el nivel de consciencia que presenta el joven. Sin presenta claros síntomas de desorientación y ni siquiera es capaz de abrir los ojos quizás requiera la intervención de un médico para tratar los síntomas de esta intoxicación etílica. Habrá que estar atento si se producen vómitos y si estos presentan sangre, lo que indicaría que se han producido úlceras en el organismo del adolescente.



De inmediato a la cama

En el caso de que no presente ningún síntoma preocupante, los padres deben asegurarse de que los adolescentes que han abusado del alcohol se marchen a la cama. Tratar de mantener una charla con ellos en estas condiciones es poco menos que imposible. Por este motivo es mejor que descansen y a la mañana siguiente, cuando estén en plenas facultades los padres hablen con ellos sobre el riesgo que ha entrañado su actividad.

Este descanso no ha de ser hasta altas horas del día siguiente. El adolescente deberá levantarse a la misma hora que siempre y afrontar las consecuencias de sus actuaciones. Obligarlo a madrugar es una buena forma de entender los efectos negativos que ha tenido el abuso del alcohol y que sus padres no van a darle facilidades como dormir hasta que él quiera.

Dejar bien clara la posición con el alcohol

Muchos padres hablan con sus hijos tras una borrachera en tono de broma. Esto no es recomendable ya que en este caso el adolescente entenderá que abusar del alcohol sólo tiene como resultado un malestar la mañana siguiente y una serie de bromas de sus padres. Los adultos deben hablar seriamente con sus hijos y no dar lugar a comentarios como: «¿Te daba la cama vueltas? Pues bebe, bebe«.

Hay que explicar muy serenamente los riesgos a los que se enfrentó la noche anterior. La posibilidad de haber acabado mal e incluso en un hospital que en esta ocasión no ocurrió pero nadie asegura lo mismo para la siguiente. Del mismo modo habrá que hacerle saber los problemas de salud a los que se enfrenta a largo plazo y que su cuerpo no está preparado para la ingesta de estas bebidas.

También es recomendable el uso de consecuncias como no permitirle salir el próximo fin de semana y hacer que poco a poco se tenga que volver a ganar la confianza de sus padres. Estas consecuencias deben ser proporcionadas, razonables y tienen que poderse cumplir. En cuanto a los adultos también es conveniente que siempre vigilen a sus hijos en estas salidas y sean ellos quienes lleven y recojan a sus hijos, especialmente si la cita es hasta altas horas de la noche.

En cuanto a los horarios, los adolescentes deben saber que son menores de edad y que por tanto deben regresar a casa en unas horas normales y acatar las normas marcadas por los padres. De no aceptar estas condiciones, el joven se quedará en casa.

Damián Montero

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