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El síndrome del nido lleno

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Síndrome del nido lleno, cuando el hijo adulto regresta a casa
Foto: ISTOCK Ampliar foto

Muchas veces se habla del ‘síndrome del nido vacío‘, esa dura sensación de los padres cuando sus hijos se van de casa. Pero lo que pocos conocen es el ‘síndrome del nido lleno‘, que ocurre justo ante la situación contraria, cuando los jóvenes se independizan cada vez más tarde: los hijos no se van de casa, porque no pueden o no quieren, o tienen que volver por diversas circunstancias personales o económicas.

Tener a los hijos cerca es siempre sinónimo de alegría: son compañía, son apoyo, son, en definitiva, esenciales. Sin embargo, hay una edad a la que deben ‘echar a volar’ para formar su propia familia y madurar como personas. Que tengan que volver a casa cuando ya tienen 30 o incluso 40 años, por no hablar de los que no pueden ni salir de ella por diversas circunstancias, es un problema para todo el entorno familiar. No significa que los padres no quieran a sus hijos, ni mucho menos, pero sí que cada época tiene unos deberes y derechos, y esto ‘trastoca‘ la vida de padres e hijos.

Cómo afecta a los padres el síndrome del nido lleno

La mayoría de los padres que ven cómo sus hijos, que creían ya asentados en sus correspondientes hogares, tienen que volver a casa se sienten frustrados. No es que el amor que sienten por sus vástagos sea inferior, es que ellos ya tienen una edad y les ‘tocaba’ disfrutar del esfuerzo de todos estos años en su ciclo natural.

Además, en muchas ocasiones hay que dar pasos atrás en la casa: si el hijo se fue hace ya años, es probable que su habitación ahora tenga otro uso, por ejemplo. Ahora hay que volver a hacer espacio al descendiente con todo lo que ‘lleve incorporado’. Y no sólo eso: los padres siguen la rutina de los hijos hasta que estos se van: ahora toca un nuevo periodo de adaptación de horarios, de rutinas, de costumbres que no siempre es fácil.



 

¿Y a los hijos?

Por supuesto, no solo los padres lo pasan mal en esas circunstancias: los hijos son los que han visto cómo han fracasado en algún aspecto de su vida y tienen que volver con los padres para empezar de nuevo, lo que en ocasiones también puede ser traumático por muchos motivos.

Por ejemplo, haber sido totalmente independiente durante cierto tiempo y volver con los padres suele conllevar problemas de rol: los padres son padres y cuidan de sus hijos, tengan estos la edad que tengan… y en ocasiones es difícil aceptar que se vuelve a casa con todas esas pequeñas consecuencias.

En la casa tienen que volver a readaptarse todos: volver a la habitación que tenía cuando era pequeño también puede ser duro para el hijo que ha regresado, que además suele llevar encima pequeños traumas como consecuencia de aquello que le ha hecho volver al nido.

Cómo superar el síndrome del nido lleno

Tres son los consejos claves para que, tanto hijos como padres, superen estos momentos:

1. Tiempo. Tener en cuenta que todo es pasajero y que el tiempo lo vuelve a su lugar. Superar el estrés económico y afectivo necesita un periodo de meses, pero al final se consigue y todo habrá pasado.

2. Libertad y respeto. Es esencial tener en cuenta que todos los protagonistas de esta situación son adultos que pueden hablar y dialogar para solucionar los normales problemas de convivencia. En este punto, hablar claro, conciliar los intereses de unos y otros y respetarse mutuamente es la clave para pasar de una crisis a una situación placentera. Los padres deben tener en cuenta la situación del hijo y evitar reproches, pero el hijo no puede olvidar que ahora vive con sus progenitores y debe adaptarse de nuevo a su rutina.

3. Paciencia. Es la madre de la ciencia y también de la felicidad. No se debe actuar compulsivamente: con el respeto y el tiempo que hemos mencionado antes esta situación (que suele ser transitoria) se superará.

Damián Montero

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