Pocas actividades precisan de tanto tiempo como el sueño. Aunque parezca que no se hace nada, dormir es algo muy importante y cuando no se hace correctamente los resultados se dejan notar en las personas. Unos efectos que sufren más niños y adolescentes de lo que se podría pensar a priori.
En concreto, la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria, SEPEAP, cifra en un 30% la cantidad de niños y adolescentes que padecen alguna alteración del sueño. Una preocupación que ha centrado su XXX Congreso en donde se han reunido más de 1.000 pediatras para tratar el descanso entre los más jóvenes y otros muchos asuntos.
Alteración del sueño: problemas de infradiagnóstico
Según los pediatras uno de los problemas en este tipo de alteraciones se produce en el diagnóstico ya que muchos de los pediatras no tienen en cuenta este tipo de problemas a la hora de evaluar a sus pacientes. En concreto un 20% de los médicos de Atención Primaria no incluye en su cuestionario ninguna pregunta sobre el sueño, lo cual deriva en un infradiagnóstico.
Este infradiagnóstico da lugar a que no pueda tratarse esta alteración del sueño correctamente ya que al no ser vista por el pediatra, no se puede derivar al profesional correspondiente. El descanso debería ser tenido más en cuenta por parte de los médicos de Atención Primaria según SEPEAP quien expresa que los problemas al dormir no reciben la importancia que deberían.
El sueño y el comportamiento de los niños
Los pediatras expresan que muchos de los problemas de comportamiento que los padres ven en sus hijos, están relacionados con alteraciones del sueño. En concreto, uno de cada cinco casos deriva de un mal descanso por la noche. En este sentido se recomienda que cuando se vea a un menor actuando de mala manera o a un adolescente malhumorado, se revisen sus horarios nocturnos.
También se recomienda que los padres apuesten por la adquisición de horarios correctos de sueño en el primer año de vida. Sentar unas buenas bases hará que los niños sean capaces de dormir de forma autónoma, lo cual según varios estudios hace que en el futuro los menores tengan menos posibilidades de despertarse reclamando la presencia paterna.
Eso sí, los pediatras advierten que no se puede pretender que los niños en edades tempranas ya cumplan con correctos horarios de sueño. En sus primeros seis meses, el bebé duerme un total de 17 horas, pero lo hará en varios ciclos de entre 3 y 4 horas. No será hasta los 7 meses cuando los niños consigan un ritmo de descanso más continuado y un sueño nocturno continuado.
Sueño y descanso: combinación de varios factores
Los pediatras concluyen que en definitiva el sueño es una combinación de varios factores. El primero, la consecución de unos horarios correctos de sueño, los siguientes son el apego y la actitud de la familia. Si los niños viven en un entorno tranquilo, en donde se sienta confortable su nivel de alerta bajará, lo cual ayudará a que llegado el momento de irse a la cama pueda quedarse dormido con más facilidad.
También se recomienda a los padres apostar por una correcta higiene del sueño realizando los siguientes puntos:
– Nada de televisión antes de irse a la cama. Lo mejor es realizar alguna actividad relajante como un baño, lectura de un libro o simplemente hablar en el sofá. Los móviles, tabletas y ordenadores también están prohibidos.
– Cena ligera. Una digestión pesada puede terminar provocando pesadillas o haciendo imposible conciliar el sueño. Sin embargo una ligera favorece en gran medida el descanso.
– Horarios fijos. El reloj biológico de los niños se adaptará a unos horarios fijos y permitirá que llegando una hora, el menor ya sienta sueño y tenga más fácil quedarse dormido.
– Olvidarse de siestas largas. Proporcionar más descanso del necesario al cuerpo a la hora de la siesta, hará más difícil que el niño pueda quedarse dormido llegada la hora de irse a la cama.
Damián Montero
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