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Aprende a concentrarte: cómo lograr prestar más atención

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El 8 por ciento de los niños tienen problemas de atención; una cifra que puede aumentar hasta el 15 por ciento, ya que cada vez se dan más casos. Sin embargo, no nos referimos a los casos que requieren atención psicológica, como los trastornos por déficit de atención TDAH, tanto con hiperactividad como sin ella. Hablamos más bien de la concentración (o la falta de ella) como capacidad normal, que tiene que ver más con la voluntad y el esfuerzo.

La concentración supone esfuerzo

Para lograr una mejora en este punto, como afirma Alfonso Aguiló, «los adolescentes han de esforzarse en no depender en exceso del bienestar, no ser personas que se abaten enseguida ante las pequeñas molestias o incomodidades, o ante el esfuerzo físico. Han de aprender a concentrarse en lo que deben hacer, aunque les exija permanecer de pie bastante tiempo, o sentarse en un lugar poco cómodo, o aguantar en una situación de cierta tensión».

En ese sentido, resulta muy positivo encontrar tareas y habilidades que fortalezcan su capacidad de concentrarse y de proponerse objetivos. Tareas en las que vea que rinde, en las que se sienta seguro, satisfecho, estimulado: tocar un instrumento musical, aprender idiomas, desarrollar un deporte, interesarse por la historia o la pintura, aficionarse a la astronomía, el bricolaje, la fotografía, etc. De esta manera, lograrán cada vez una mayor independencia respecto a las inercias que podríamos llamar corporales y, así, podrán después proponerse y alcanzar otros proyectos vitales más serios.

Si logramos que nuestros hijos descubran la satisfacción que produce entregarse a una tarea que estimule su capacidad y les haga sentirse comprometidos con algo que les ponga a prueba y les lleve a desarrollar nuevas áreas de su talento, entonces habrán entrado en el ciclo de la motivación. De lo contrario, quedará muy limitado el alcance de las tareas intelectuales de que podrán disfrutar en el futuro, pues les resultarán desproporcionadamente áridas e ingratas.

Factores que favorecen la atención-concentración

La atención es el proceso a través del cual seleccionamos algún estímulo de nuestro ambiente, es decir, nos centramos en un estímulo de entre todos los que hay a nuestro alrededor e ignoramos todos los demás. Solemos prestar atención a aquello que nos interesa o por nuestras propias motivaciones. Así pues, la atención y el interés están íntimamente relacionados, al igual que la atención y la concentración.

Los factores que favorecen la atención-concentración son:- Interés y voluntad a la hora de estudiar.

– Planificar el estudio de un capítulo o del desarrollo de un problema de forma muy concreta, para un espacio de tiempo corto.
– Transcurridas dos horas de estudio descansar brevemente para relajarse de la concentración mantenida hasta ese momento.
– Cambiar la materia de estudio: así se puede mantener por más tiempo la concentración. Si se dedica una hora a una asignatura haciendo dos descansos de 5 minutos, se puede dedicar otras dos horas a asignaturas distintas, con descansos un poco más prolongados de 8-10 minutos sin que descienda la concentración.
– Tomar apuntes: si durante las explicaciones del profesor estamos atentos a sintetizar mentalmente y por escrito en frases cortas los detalles de interés, se ejercita la atención. Escribir a mano facilita la memorización y el aprendizaje.

Cuestionario para autoanalizar la atención

Analizo cómo son mis descansos y «bajadas de atención». Pon una X debajo del SÍ o del NO, según sea tu situación en los siguientes enunciados.

Cuestionario para autoanalizar la atención

Consejos que te pueden ayudar a concentrarte

– El ajedrez o aprender a tocar un instrumento musical supone esfuerzo y concentración. Son tareas que suponen un desarrollo exigente de sus capacidades y por este motivo les ayudarán en su proceso de aprendizaje.

– En muchos casos, la atención es involuntaria; algo que se cruza en nuestro campo visual puede distraernos sin quererlo. Por eso, es importante que al estudiar (tarea quizá no muy gratificante de por sí) se prepare muy bien el material para que no haya distractores «a la vista». Por ejemplo, el libro de aventuras que se está leyendo, el móvil, una revista*· No toda concentración es buena: se puede estar muy concentrado en algo inútil, o incluso en algo perjudicial. Muchos, por ejemplo, pasan bastante tiempo aburriéndose en actividades como ver televisión horas y horas cada día, lo cual apenas les reporta nada positivo ni pone a prueba sus habilidades.

– La atención no es ilimitada. Treinta o cuarenta minutos seguidos, intensos y productivos, es más que suficiente. El descanso programado garantiza el esfuerzo y la atención siguiente, siempre que no sea excesivamente largo y tan disparatado que produzca una desconcentración irremediable.

Ignacio Iturbe
Asesoramiento: Pilar Martín Lobo

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