Están en muchas casas, para encender la cocina, la chimenea, para fumar… Los mecheros, las cerillas y otros encendedores provocan alrededor de 1.900 lesiones y 40 muertes al año en la Unión Europea. La cifra alcanza los 340 menores entre los 5 y los 14 años. La Asociación Española de Pediatría, AEP, alerta a los padres para que estemos atentos.
El peligro de los encendedores
La AEP alerta de que a partir de los dos años un niño ya es capaz de manipular un encendedor. La mayoría de los afectados por estos accidentes suelen tener entre 3 y 4 años, edad en la que según este organismo la curiosidad de los pequeños les lleva a querer experimentar con el fuego.
Sin embargo en ocasiones estos experimentos terminan por hacer que prendan algún mueble o prenda. El fuego se convierte en especialmente peligroso porque la reacción del niño es la huida, con lo que las llamas se extienden. Hace más fácil que puedan morir asfixiados o que este pequeño foco de fuego termine por convertirse en un incendio.
Para evitar que estos casos puedan llegar a producirse varios organismos solicitan que los gobiernos de la Unión Europea se aseguren de que los encendedores puestos a la venta dentro de sus territorios, cuenten con un dispositivo de seguridad. Además, los pediatras recuerdan a los padres que dediquen todo el tiempo que sea necesario a hablar con sus hijos para explicarles que estos objetos no son juguetes. Por supuesto, los adultos nunca deberán usar estos artilugios para jugar.
Recomendaciones de seguridad
Ya que los encendedores son un objeto necesario en algunos hogares, la AEP recuerda algunas nociones de seguridad que evitarán que los niños puedan sufrir algún percance relacionado con estos objetos:
– Que el envoltorio del producto indique que el encendedor tiene un mecanismo de seguridad.
– No basta con que se tenga un mecanismo de seguridad, también hay que evitar que los niños utilicen los encendedores.
– Siempre habrá que mantener los encendedores fuera del alcance de los niños y evitar que vean dónde los escondemos.
– Nunca dar la impresión de que un encendedor puede ser divertido. Es una herramienta que usan los adultos en algunas circunstancias y no es un juguete.
– Instalar detectores de humo que indiquen la presencia de un foco de fuego.
Damián Montero
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